# Introducción: La invitación al terror
En una pequeña ciudad rodeada de bosques frondosos y misteriosos, se erguía una imponente mansión abandonada conocida como «La Casa de los Susurros». Los lugareños evitaban pasar cerca de ella, pues decían que se escuchaban lamentos y susurros provenientes de sus paredes. Pero un grupo de jóvenes intrépidos decidió desafiar el peligro y adentrarse en sus ruinas en busca de emociones fuertes.
Entre ellos se encontraba María, una joven valiente y curiosa que nunca rechazaba un desafío. Había escuchado rumores sobre un cuarto en particular dentro de la mansión, un cuarto que tenía el poder de atrapar a aquellos que osaban entrar en él.
# Nudo: El oscuro secreto del cuarto prohibido
Una vez dentro de la mansión, María y sus amigos exploraron cada rincón con cautela, sintiendo la presencia de algo maligno acechándolos en las sombras. Finalmente, llegaron al piso superior, donde se encontraba la puerta del tan temido cuarto prohibido.
Con un escalofrío recorriendo su espalda, María giró el picaporte y empujó la puerta. Al hacerlo, un viento gélido sopló desde el interior, como si la habitación estuviera respirando. El grupo entró con paso vacilante, sintiendo una opresión en el pecho y un inquietante presentimiento en el ambiente.
El cuarto estaba casi vacío, solo una antigua cama con sábanas polvorientas ocupaba el centro de la habitación. En una esquina, se encontraba un espejo oscurecido por el tiempo y cubierto de manchas. María se acercó lentamente, sintiendo cómo una fuerza invisible la atraía hacia él.
Al mirar fijamente en el reflejo, vio su rostro distorsionado por sombras y figuras indistintas que parecían moverse detrás de ella. Un escalofrío recorrió su cuerpo al darse cuenta de que el espejo no reflejaba la realidad, sino un mundo distorsionado y macabro.
# Desenlace: La sombra en la mente
Aterrorizada, María intentó apartar la mirada del espejo, pero una voz susurrante resonó en su cabeza, prometiéndole secretos oscuros a cambio de su alma. Sin poder resistirse, María se dejó envolver por la oscuridad, sintiendo cómo su mente se desvanecía en un abismo de tinieblas.
Cuando sus amigos intentaron sacarla de la habitación, ya era demasiado tarde. María yacía inmóvil en el suelo, con los ojos vacíos y la piel pálida como la nieve. Nunca volvió a ser la misma, atormentada por visiones y pesadillas que la perseguían día y noche.
Los lugareños aseguran que el cuarto prohibido sigue atrapando a aquellos que osan entrar en él, alimentando su sed de almas perdidas. La historia de María se convirtió en un misterio sin resolver, un recordatorio escalofriante de los peligros de desafiar lo desconocido.
Así, la mansión abandonada sigue en pie, testigo silencioso de los horrores que encierra en su interior. Quién sabe cuántos más caerán bajo su influencia, atrapados para siempre en el oscuro abismo del cuarto que te atrapa.