# Introducción: La maldición de la vieja mansión
En lo más profundo del bosque, rodeada de árboles retorcidos y silencio sepulcral, se alzaba la vieja mansión de los Devereux. Abandonada y cubierta por el polvo del tiempo, sus paredes parecían susurrar historias de horror y desgracia. Se decía que un grito angustioso resonaba en sus corredores cada noche, un lamento que nunca cesaba y que helaba la sangre de quienes se aventuraban a acercarse.
# Nudo: El oscuro secreto de los Devereux
Los lugareños evitaban pasar cerca de la mansión, temerosos de despertar la ira de los espíritus que la habitaban. Sin embargo, la curiosidad pudo más que el miedo para un grupo de jóvenes intrépidos que decidieron explorar sus ruinas en busca de respuestas. Entre ellos se encontraba Ana, una valiente joven aficionada a lo paranormal, cuya sed de conocimiento la empujaba a desafiar los límites de lo desconocido.
Una noche oscura y tormentosa, el grupo se adentró en la mansión, con linternas en mano y corazones acelerados. Las sombras parecían cobrar vida a su paso, susurrando secretos antiguos y promesas siniestras. Mientras ascendían por la escalera principal, un escalofrío recorrió sus cuerpos al escuchar un grito desgarrador que resonaba en la penumbra, un lamento tan doloroso que parecía surgir desde lo más profundo de la tierra.
# Desenlace: El eco eterno
Al llegar al último piso, descubrieron una habitación sellada con cadenas oxidadas y un candado antiguo. Con manos temblorosas, lograron abrir la puerta y se encontraron con un cuarto cubierto de polvo y telarañas, donde se alzaba un altar sombrío con inscripciones en una lengua arcaica. En el centro, una figura encapuchada yace inmóvil, su aliento helado llenando la habitación de un aura de malestar.
Ana, sintiendo una extraña fascinación por la figura, se acercó lentamente y retiró la capucha, revelando un rostro pálido y demacrado que la hizo retroceder con horror. En ese momento, el grito resonó con más fuerza que nunca, envolviéndolos en un torbellino de terror y desesperación. Los jóvenes huyeron de la mansión, dejando atrás el oscuro secreto de los Devereux, pero sabiendo que el eco eterno del grito nunca cesaría.
El misterio de la vieja mansión perduró en la memoria de aquellos que se aventuraron a desafiar sus muros, alimentando las leyendas que la rodeaban. ¿Qué fue lo que realmente ocurrió en aquel lugar maldito? ¿Cuál era el origen del grito que nunca cesaba? Quizás nunca se sabrá la verdad, pero una cosa es segura: la oscuridad siempre guarda sus secretos, esperando a ser descubiertos por mentes valientes y corazones temerarios.