Introducción: El hombre del abrigo largo
La noche caía sobre el pequeño pueblo de Grimsfield, envolviéndolo en una oscuridad inquietante. Una ligera bruma se alzaba de los campos y se deslizaba por las calles, creando una atmósfera misteriosa y sombría. Los lugareños evitaban salir de sus casas después del anochecer, pues corrían rumores sobre un extraño individuo que merodeaba por las calles con un abrigo largo que arrastraba tras de sí.
Nudo: La sombra en la oscuridad
Una joven llamada Elena había escuchado las historias sobre el «hombre del abrigo largo», pero siempre las había atribuido a supersticiones locales. Sin embargo, una noche, mientras regresaba a casa después de visitar a una amiga, sintió una presencia detrás de ella. El corazón le latía con fuerza y, al volverse, vio una figura alta y esbelta envuelta en un abrigo negro que parecía fundirse con la penumbra de la noche.
Elena aceleró el paso, tratando de ignorar la sensación de que algo siniestro la acechaba. Pero entonces, escuchó el suave roce del abrigo largo arrastrándose por el suelo, acercándose cada vez más. Temerosa, decidió girar en una calle lateral, buscando un atajo para llegar a casa más rápidamente. Sin embargo, la sombra la seguía de cerca, como si supiera exactamente hacia dónde se dirigía.
El corazón de Elena martilleaba en su pecho, el miedo se apoderaba de ella mientras avanzaba por callejones estrechos y enrevesados. La figura oscura la perseguía sin emitir un solo sonido, solo el constante susurro del abrigo contra el suelo resonaba en sus oídos. Finalmente, llegó a un callejón sin salida, con un muro imponente bloqueando su camino.
Desenlace: Entre la realidad y la pesadilla
Elena se giró, preparada para enfrentarse a su perseguidor, pero lo que vio la dejó helada de terror. La figura encapuchada la miraba con ojos vacíos y fríos, emanando una oscuridad indescriptible. Su abrigo largo se contorsionaba como si tuviera vida propia, retorciéndose y extendiéndose hacia ella como tentáculos oscuros en busca de presa.
Un grito desgarrador se escapó de los labios de Elena mientras retrocedía, sin poder apartar la mirada de aquel espeluznante ser. Entonces, en un instante fugaz, la figura se desvaneció en la oscuridad, dejando solo el eco de su risa burlona y el eco del crujir del abrigo largo desapareciendo entre las sombras.
Elena regresó a casa temblando, incapaz de explicar lo que acababa de presenciar. Durante días, la imagen del hombre del abrigo largo la persiguió en sueños, sumergiéndola en un mundo de pesadillas y paranoia. Algunos habitantes del pueblo afirmaron haber visto a la misteriosa figura en las noches siguientes, pero nadie pudo confirmar su existencia con certeza.
Y así, el misterio del hombre del abrigo largo se convirtió en una leyenda más de Grimsfield, susurrada entre sus habitantes con temor y fascinación. ¿Quién era realmente ese ser siniestro que acechaba en las sombras? Nadie lo sabía con seguridad, pero la sensación de que algo oscuro y maligno aún rondaba por las calles del pueblo nunca desapareció por completo.
Dicho eso, querido lector, la línea entre la realidad y la pesadilla se desdibuja en las sombrías calles de Grimsfield, donde el hombre del abrigo largo todavía podría estar acechando en la oscuridad, esperando a aquellos desprevenidos que se atrevan a desafiar su presencia. ¿Te atreverías a cruzarte en su camino?