Introducción: La sombra del silencio
En un pequeño pueblo rodeado de densos bosques y oscuros secretos, se rumoreaba sobre la existencia de un hombre misterioso conocido como «El hombre que nunca sonríe». Su presencia era tan siniestra que incluso las sombras parecían alejarse de él, como si temieran ser devoradas por la oscuridad que lo rodeaba.
Nadie sabía realmente quién era este enigmático individuo ni cuál era su origen. Se decía que su rostro estaba cubierto por una máscara de porcelana, tan fría y inexpresiva como la muerte misma. Su mirada, penetrante y gélida, era capaz de helar el alma de cualquiera que se atreviera a cruzar su camino.
Nudo: El pacto con la oscuridad
Una noche de luna llena, una joven valiente llamada Valeria decidió desafiar al destino y adentrarse en los dominios de «El hombre que nunca sonríe». Con paso firme pero tembloroso, se internó en el bosque susurrante, donde los árboles parecían susurrarle advertencias de peligro.
Al fin, entre la penumbra, diviso una figura encapuchada deambulando entre las sombras. Con el corazón latiendo desbocado, Valeria se acercó lentamente, sin saber si aquel ser era humano o demoníaco. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, el hombre levantó la mirada y, con voz sepulcral, le propuso un trato:
«Te daré todo lo que deseas, pero a cambio deberás sellar un pacto con la oscuridad. ¿Estás dispuesta a pagar el precio?»
Valeria, con el aliento entrecortado, asintió con determinación. Sin imaginar las consecuencias de su decisión, extendió la mano hacia el hombre y selló el pacto con un estremecedor apretón.
Desenlace: El eco de la sonrisa perdida
A partir de ese momento, la vida de Valeria tomó un rumbo inesperado y tenebroso. Los deseos que había anhelado con tanto fervor se convirtieron en pesadillas que la perseguían sin cesar. La sombra del hombre sin rostro la acechaba en cada rincón, recordándole el precio de su ambición.
Pasaron los días y las noches se volvieron más largas y solitarias. Valeria descubrió que en su reflejo ya no había una sonrisa, solo el eco de una sonrisa perdida en la oscuridad. La culpa y el arrepentimiento se apoderaron de su alma, sumiéndola en un abismo de desesperación.
Hasta que una mañana, al despertar en su habitación envuelta en sombras, Valeria encontró una nota junto a su cama. En ella, con letras temblorosas y borrosas, estaba escrita una frase escalofriante: «La sonrisa que buscas está en lo más profundo de tu ser».
Desde entonces, nadie volvió a ver a Valeria en el pueblo. Algunos dicen que desapareció sin dejar rastro, otros aseguran que se adentró en el bosque en busca de redención. Lo cierto es que su historia quedó grabada en la memoria de quienes la conocieron, como un recordatorio de los peligros de enfrentarse a la oscuridad sin temor.
Así concluye la leyenda del hombre que nunca sonríe, un ser cuya sombra aún planea sobre el pueblo, recordándoles que en la búsqueda de la felicidad a veces se pierde el verdadero sentido de la vida.
Recuerda, querido lector, que en la penumbra de la noche yace el misterio más profundo de nuestra existencia, esperando ser descubierto por aquellos valientes que se atrevan a desafiar al destino. ¿Qué secretos ocultan las sombras? Esa es una pregunta que solo tú puedes responder, si te atreves a adentrarte en el oscuro abismo de tus propios temores.