# Introducción: El Aullido en la Noche
El viento soplaba frío aquella noche en la pequeña aldea de Edgewood. Las calles estaban desiertas, envueltas en una oscuridad profunda que solo se veía interrumpida por la luz mortecina de las farolas. En una de las casas, la casa número 13, habitaba un hombre solitario llamado William. Este hombre llevaba años viviendo allí, pero algo en su mirada denotaba un secreto oscuro que nadie parecía percibir. William tenía un perro, un pastor alemán llamado Rex, que nunca ladraba.
# Nudo: La Sombra en el Bosque
Una noche, mientras paseaba por el bosque cercano a Edgewood, William sintió una presencia extraña a su alrededor. Los árboles crujían con cada racha de viento, y el ulular de los búhos resonaba entre las ramas. De repente, Rex comenzó a gruñir de manera tenue, levantando las orejas en señal de alerta. William se detuvo, observando a su fiel compañero con curiosidad. ¿Qué estaría percibiendo el animal que él no podía ver?
Algo lo impulsó a adentrarse más en el bosque, guiado por una fuerza desconocida. Con cada paso, la sensación de malestar crecía en su interior. De pronto, una sombra se materializó ante él, una figura alargada y espectral que parecía observarlo con ojos vacíos. El corazón de William comenzó a palpitar con fuerza, pero se obligó a avanzar, como si estuviera bajo un hechizo.
# Desenlace: La Maldición de Edgewood
La sombra lo condujo hasta un claro en medio del bosque, donde una antigua tumba yacía cubierta por la maleza. En ella, una inscripción decía: «Aquí yace el espíritu de un perro fiel, condenado a vagar eternamente en busca de redención». William comprendió entonces la verdad que había estado oculta durante tanto tiempo. Rex, su leal compañero, era en realidad el alma de un perro que había sido sacrificado en un antiguo ritual de brujería.
La maldición de Edgewood caía sobre él, y ahora debía enfrentar las consecuencias de sus acciones pasadas. ¿Acaso había sido él quien había sellado el destino de Rex? La sombra se desvaneció lentamente, dejando a William solo en medio del bosque. El aullido de un lobo resonó en la noche, acompañado por el silencio sepulcral que parecía envolverlo todo.
El perro que nunca ladró había guardado un secreto oscuro que William jamás habría imaginado. Ahora, su alma vagaba en busca de redención, mientras él debía cargar con el peso de la culpa por la eternidad. Edgewood nunca volvería a ser el mismo, pues la sombra de la maldición seguía acechando en las sombras, esperando a su próxima víctima.
El aullido en la noche se desvaneció, dejando tras de sí un eco siniestro que resonaba en los corazones de aquellos que osaban adentrarse en los parajes olvidados de Edgewood. Y así, la leyenda del perro que nunca ladró perduró en la memoria de la aldea, recordando a todos que a veces, los secretos más oscuros se esconden en las sombras más profundas.
Con esta historia de terror, la verdad sobre el perro de William salió a la luz, pero ¿qué otros misterios aguardan en las sombras de Edgewood? La respuesta quedará en manos de aquellos valientes que se atrevan a desafiar lo desconocido y adentrarse en los límites de la oscuridad.