Introducción: El Inicio de la Pesadilla
Desde el momento en que Julia y su familia se mudaron a la antigua casa en las afueras del pueblo, algo en el ambiente les hizo sentir incómodos. La vieja construcción parecía cargar con siglos de secretos oscuros, y el aire helado que se respiraba allí les erizaba la piel. La primera noche, al escuchar un extraño rasguño en el suelo de su habitación, Julia supo que algo siniestro les aguardaba en ese lugar.
Nudo: El Misterio se Desvela
A medida que pasaban los días, los sonidos se volvían más frecuentes y violentos. Julia intentaba convencer a sus padres de que algo extraño ocurría en la casa, pero estos atribuían los ruidos a simples fenómenos naturales. Una noche, cuando el rasguño retumbó en la habitación con una fuerza inusitada, Julia decidió investigar por su cuenta. Bajo la tenue luz de una linterna, descubrió una extraña marca en el suelo, como si algo hubiera intentado abrirse paso desde las profundidades de la tierra.
Desenlace: El Secreto Enterrado
El hallazgo de Julia desencadenó una serie de eventos perturbadores. Cada noche, el rasguño en el suelo se intensificaba, acompañado de susurros inquietantes que solo ella parecía escuchar. Determinada a descubrir la verdad, Julia comenzó a investigar la historia de la casa. Descubrió que en ese lugar, hace siglos, se había erigido una mansión perteneciente a una familia adinerada, cuya fortuna se esfumó misteriosamente. Se rumoreaba que habían sellado un pacto con fuerzas oscuras para obtener riqueza eterna, y que al no poder cumplir con su parte del trato, habían sido condenados a una eternidad de sufrimiento bajo tierra.
Julia comprendió que el rasguño en el suelo era la manifestación de aquellos seres atrapados en un limbo entre el mundo de los vivos y los muertos. Decidió poner fin a su sufrimiento, y con la ayuda de un anciano del pueblo, realizó un ritual de liberación que selló la conexión entre ambos mundos. El rasguño en el suelo cesó, y la casa recuperó la paz que le había sido arrebatada durante tanto tiempo.
Sin embargo, cuando Julia miraba fijamente al suelo, podía sentir aún la presencia de aquellos seres que yacían enterrados en lo más profundo de la tierra. Sabía que el mal no desaparecería por completo, y que la oscuridad seguiría acechando en las sombras, esperando pacientemente su próxima oportunidad para emerger de nuevo.
Así concluye la historia del rasguño en el suelo, una advertencia silenciosa de que, en ocasiones, es mejor dejar dormir a los demonios que yacen bajo nuestros pies, antes de despertarlos con nuestras acciones imprudentes.