El Reflejo En La Tormenta

La oscuridad cubría el cielo con un manto negro y amenazante. El sonido de truenos retumbaba en la distancia, advirtiendo de la tormenta que se avecinaba. Los habitantes del pequeño pueblo de Crestwood se apresuraban a refugiarse en sus hogares, esperando el inicio de la lluvia que parecía prometer un diluvio inminente. Pero entre ellos, una joven llamada Sofía caminaba sin prisa por las solitarias calles, absorta en sus propios pensamientos.

Sofía era conocida en el pueblo por su devoción a la naturaleza y su fascinación por los fenómenos atmosféricos. Desde pequeña, se sentía atraída por las tormentas, encontrando en su furia una extraña belleza que pocos lograban apreciar. Aquella noche, mientras las primeras gotas de lluvia empezaban a caer, un destello en el horizonte llamó su atención. Al acercarse a una vieja casa abandonada en las afueras del pueblo, un espejo olvidado en el jardín atrapó su mirada.

Nudo: El reflejo en la tormenta

Intrigada por el espejo, Sofía se acercó lentamente, observando su superficie empañada por la lluvia. En ese instante, un relámpago iluminó el cielo, proyectando su luz sobre el espejo y revelando un reflejo perturbador. En vez de ver su propio rostro, Sofía contempló una figura borrosa que parecía imitar cada uno de sus movimientos.

El corazón de Sofía se aceleró, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. ¿Quién era aquella presencia reflejada en el espejo? Sin decir una palabra, la figura comenzó a moverse de forma independiente, desafiando las leyes de la realidad. Sofía retrocedió asustada, pero algo en aquella imagen le hipnotizaba y la empujaba a seguir observando.

Durante horas, Sofía permaneció frente al espejo, presenciando cómo la figura reflejada en él cobraba vida propia. La tormenta rugía en el exterior, pero en aquel jardín abandonado, el tiempo parecía detenido, atrapado en un bucle eterno de misterio y terror.

Desenlace: El pacto con la tormenta

Cuando finalmente la lluvia cesó y el sol volvió a brillar sobre Crestwood, Sofía se alejó del espejo con la mente turbada por lo que había presenciado. Aquella experiencia había despertado en ella una fascinación morbosa por lo desconocido, un deseo de explorar los límites de la realidad y adentrarse en lo oculto.

Con el paso de los días, Sofía regresaba una y otra vez al jardín de la casa abandonada, buscando respuestas que solo el espejo podía ofrecerle. Se obsesionó con la figura reflejada, tratando de descifrar su mensaje oculto, su origen sobrenatural. Hasta que una noche, en medio de una nueva tormenta, el espejo le habló.

En un susurro apenas perceptible, la figura le ofreció un pacto: conocer la verdad a cambio de su alma. Sofía titubeó por un instante, sintiendo el peso de la decisión que debía tomar. ¿Qué secretos guardaba aquel espejo? ¿Valía la pena arriesgarlo todo por descubrirlos?

En un acto de valentía y locura, Sofía aceptó el pacto y enfrentó su destino con determinación. El espejo se volvió oscuro, absorbiendo su imagen y devolviéndole una versión distorsionada de sí misma. La tormenta se desvaneció en un susurro, dejando a Sofía sola en la oscuridad, enfrentando las consecuencias de su elección.

Y así, mientras el reflejo en la tormenta se desvanecía en la memoria de los habitantes de Crestwood, la leyenda de Sofía perdura como un recordatorio de los peligros de buscar respuestas en lo desconocido, en desafiar a la naturaleza y sus misterios más profundos.

¡Gracias por leer y no olvides susurrar tu propia versión de esta historia en las noches de tormenta!

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