El Rostro Que Nunca Sonríe

# Introducción: El Rostro Misterioso en la Oscuridad

Desde tiempos inmemoriales, se cuenta en nuestro pequeño pueblo la leyenda del rostro que nunca sonríe. Una historia que ha pasado de generación en generación como un susurro inquietante en las sombras de la noche. Se dice que aquellos que se aventuraron a buscarlo jamás volvieron a ser los mismos, marcados por el terror que encierra su perturbadora presencia.

# Nudo: La Obsesión por Descubrir la Verdad

En una fría noche de otoño, Lucas, un joven valiente y curioso, decidió desafiar la advertencia de los lugareños y emprender la búsqueda del rostro que nunca sonríe. Intrigado por las historias que había escuchado desde niño, se adentró en los bosques oscuros que rodeaban el pueblo, con la única compañía de una linterna temblorosa que apenas iluminaba su camino.

Cada paso que daba resonaba con eco en la densa vegetación, creando una atmósfera opresiva que parecía aprisionarlo. A medida que avanzaba, el silencio se hacía más profundo, interrumpido solo por el crujir de ramas secas bajo sus pies. Sin embargo, Lucas no podía detenerse; una fuerza inexplicable lo impulsaba a continuar, como si algo dentro de él necesitara descubrir la verdad detrás del misterioso rostro.

# Desenlace: El Silencio que Habla en la Noche

Finalmente, tras horas de caminar sin rumbo fijo, Lucas llegó a un claro en medio del bosque. Allí, en la penumbra de la noche, se alzaba una antigua estatua cubierta de musgo y enredaderas. Con manos temblorosas, sacó su linterna y la enfocó en el rostro tallado en piedra que parecía mirarlo fijamente con ojos vacíos.

En ese instante, un escalofrío recorrió la espalda de Lucas, quien sintió un inexplicable terror apoderarse de él. Sin embargo, en lugar de huir, se acercó lentamente a la estatua, como si una fuerza invisible lo guiara hacia ella. Cuando estuvo frente al rostro sin sonrisa, una voz susurrante resonó en su mente, haciéndole temblar de pavor.

«¿Por qué buscas lo que no puedes comprender, joven viajero? El misterio que escondo no está destinado a ser revelado por mentes mortales como la tuya», murmulló la voz en un tono que heló la sangre de Lucas.

Sin decir una palabra, el joven retrocedió lentamente, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Al alcanzar el borde del claro, se detuvo y se volvió una última vez para contemplar el rostro que nunca sonreiría. En la oscuridad de la noche, pareció ver un destello de luz en los ojos de la estatua, como si una chispa de vida hubiera cobrado vida por un instante fugaz.

Con paso vacilante, Lucas abandonó el bosque y regresó al pueblo, llevando consigo el peso de una experiencia que cambiaría su percepción de la realidad para siempre. Desde entonces, nunca volvió a hablar de lo que vio aquella noche, pero en sus pesadillas, el rostro que nunca sonreía seguía acechándolo, recordándole que algunas verdades son mejor dejarlas en la oscuridad donde pertenecen.

# Conclusión

Así termina la historia del rostro que nunca sonríe, un relato de misterio y terror que nos recuerda que hay secretos ocultos en las sombras que es mejor no perturbar. ¿Qué fue realmente lo que vio Lucas en aquel bosque encantado? Quizás nunca lo sabremos con certeza, pero una cosa es segura: el rostro sin sonrisa seguirá observando en silencio, esperando a aquellos valientes que se atrevan a desafiar su eterna vigilancia.

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