El Sonido De Los Pasos Tras La Puerta

Había algo inquietante en aquel viejo caserón abandonado al final de la calle, algo que perturbaba a todos los vecinos del pequeño pueblo. Se decía que por las noches, cuando la oscuridad lo envolvía todo, se podían escuchar unos misteriosos pasos tras la puerta principal, como si alguien o algo estuviera acechando desde el interior. Nadie se atrevía a entrar allí, temerosos de lo que pudieran encontrar en esas sombrías habitaciones.

La sombra en la noche

Marina, una joven valiente y curiosa, decidió investigar por sí misma aquel enigma que perturbaba la tranquilidad del pueblo. Armada con una linterna y su coraje, se acercó sigilosamente al caserón en una noche sin luna. El viento soplaba con fuerza, haciendo crujir las ramas de los árboles cercanos y añadiendo un aura de misterio a la escena.

Con cada paso que daba, el corazón de Marina latía con más fuerza. Al llegar a la puerta principal, pudo percibir claramente el sonido de los pasos, como si alguien estuviera caminando de un lado a otro en el interior de la casa. Con manos temblorosas, giró el pomo de la puerta y esta se abrió lentamente, revelando la oscuridad que se cernía en el interior.

El olor a humedad y abandono invadió sus sentidos mientras avanzaba por los pasillos polvorientos, iluminando con su linterna cada rincón oscuro. Los pasos parecían seguir su ritmo, acercándose cada vez más a ella. Un escalofrío recorrió su espalda cuando una sombra se deslizó frente a su luz, desapareciendo en un parpadeo.

El susurro de los secretos

Marina siguió avanzando, decidida a descubrir la verdad detrás de aquellos pasos en la oscuridad. Las paredes parecían susurrarle antiguos secretos, como si los mismos cimientos de la casa guardaran un pasado oscuro y siniestro. De repente, un fuerte golpe resonó en la distancia, haciendo eco en los desolados pasillos.

Con el corazón en un puño, Marina se acercó con cautela a una puerta entreabierta, detrás de la cual parecía provenir el ruido. Con un movimiento decidido, empujó la puerta y se encontró con una habitación lúgubre y polvorienta. En el centro, una figura encapuchada estaba de pie, mirándola fijamente con ojos vacíos.

Los pasos se detuvieron de repente, dejando un silencio opresivo en el ambiente. La figura comenzó a avanzar hacia Marina con pasos lentos y pesados, emitiendo un susurro gutural que helaba la sangre en las venas de la joven. Sin pensarlo dos veces, Marina salió corriendo de la habitación, con el eco de esos pasos macabros persiguiéndola en la penumbra.

La revelación en la oscuridad

Después de lo sucedido, Marina decidió regresar al caserón por última vez, determinada a descubrir la verdad oculta tras los pasos en la noche. Armada con valor y determinación, se adentró nuevamente en la casa, enfrentando sus miedos más profundos. Esta vez, los pasos no la intimidaban, sino que la guiaban por un sendero desconocido.

Siguiéndolos con determinación, Marina llegó a una habitación secreta oculta tras un muro de libros viejos. En el centro de la estancia, una lámpara parpadeante iluminaba un antiguo escritorio cubierto de papeles amarillentos. Entre los documentos, halló una carta escrita con una letra temblorosa y desesperada.

En la carta, se narra la historia de un antiguo propietario del caserón, obsesionado con el poder y la inmortalidad. Se relataba cómo había realizado experimentos siniestros en busca de la eternidad, sacrificando vidas inocentes en el proceso. Los pasos que se escuchaban eran los de las almas atormentadas de aquellos que habían sido víctimas de su locura, buscando liberarse de su tormento.

El susurro del destino

Al leer la carta, Marina sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Había descubierto la verdad detrás de los misteriosos pasos que acechaban en la oscuridad. Con lágrimas en los ojos, quemó la carta y salió del caserón, dejando atrás el pasado oscuro que lo envolvía todo.

Desde aquella noche, los pasos cesaron y el caserón quedó en silencio, como si las almas atormentadas hubieran encontrado finalmente la paz. Sin embargo, Marina sabía que aquella historia nunca sería olvidada, que el sonido de los pasos tras la puerta seguiría resonando en su memoria como un recordatorio de los horrores que yacían ocultos en la oscuridad.

Y así, entre susurros y sombras, el misterio del caserón abandonado perduraría en la eternidad, alimentando las leyendas y el terror de quienes se atrevieran a adentrarse en sus muros desolados. El sonido de los pasos tras la puerta se convertiría en un eco de un pasado macabro, recordando a todos que en la oscuridad acechan secretos insondables que aguardan ser descubiertos.

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