El tren de las almas
Introducción: La llegada a la estación abandonada
Al caer la noche en el pequeño pueblo de Elmwood, una densa niebla cubría el ambiente, creando un aura de misterio y temor. Los lugareños evitaban salir después del anochecer, pues se contaban historias de desapariciones extrañas y sucesos inexplicables. Entre todos los relatos que circulaban por las calles empedradas, uno destacaba por encima de los demás: el legendario «Tren de las Almas».
Se decía que cada cierto tiempo, un antiguo tren surgía de la oscuridad de la noche y se detenía en la estación abandonada del pueblo. Nadie sabía a dónde se dirigía ni quiénes eran sus pasajeros, pero aquellos valientes que se acercaban lo oían silbar en la distancia, como un llamado de ultratumba.
Una joven llamada Lucía, curiosa por naturaleza y amante de las historias de terror, decidió investigar por su cuenta. Aquella noche, cuando el reloj marcaba la medianoche, se dirigió hacia la estación abandonada, guiada por una fuerza desconocida que la empujaba hacia lo desconocido.
Nudo: El viaje infernal
Al llegar a la estación, Lucía pudo ver al tren detenido en las vías, con sus ventanas iluminadas por una luz fantasmal. Sin pensarlo dos veces, subió a bordo, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. El interior del vagón estaba vacío, a excepción de una figura encapuchada sentada en uno de los asientos, mirando fijamente hacia adelante.
El tren comenzó a moverse lentamente, con un crujido escalofriante que resonaba en los oídos de Lucía. Las ventanas mostraban paisajes irreales, bosques oscuros y campos de ruinas, como si estuvieran atravesando dimensiones desconocidas. La figura encapuchada se mantenía en silencio, sin desviar la mirada ni pronunciar palabra alguna.
Con cada segundo que pasaba, Lucía sentía que algo no estaba bien. El aire se volvía más denso, los susurros de voces inaudibles llenaban el vagón y la sensación de terror se apoderaba de su mente. Trató de mantener la calma, recordando que era solo una historia, pero la realidad superaba la ficción en aquel tren de las almas.
Desenlace: El regreso a la realidad
Tras un tiempo indefinido de viaje, el tren finalmente se detuvo en medio de la nada, con la figura encapuchada levantándose lentamente y acercándose a Lucía. Con un movimiento brusco, la capucha cayó al suelo, revelando un rostro pálido y demacrado, con ojos vacíos que parecían reflejar la eternidad.
«Has sido elegida», susurró la figura, extendiendo una mano huesuda hacia Lucía. Sin poder resistirse, sintió cómo era absorbida por una oscuridad abismal, dejando atrás el tren y la realidad que conocía.
Al despertar, se encontraba en la estación abandonada, con el sol brillando en lo alto y las aves cantando en los árboles. Había vuelto, pero algo había cambiado en su interior. La experiencia en el tren de las almas le había mostrado una verdad perturbadora sobre el mundo que la rodeaba, una verdad que nunca podría compartir con nadie más.
Y así, Lucía regresó a su vida cotidiana, pero sabiendo que en lo más profundo de su ser, el misterio del tren de las almas seguía latente, esperando el momento adecuado para reclamarla una vez más.
*El tren de las almas*