Introducción: La maldición oculta en el viento
El viento soplaba frenéticamente aquella noche, susurrando secretos antiguos y llevando consigo un aura de inquietante misterio. En un pequeño pueblo rodeado por densos bosques, los lugareños temían al viento que no cesaba, una fuerza invisible que parecía traer consigo un oscuro presagio. Nadie se atrevía a salir de sus casas cuando el viento aullaba con furia, y aquellos valientes que desafiaban su poder regresaban con miradas vacías y relatos perturbadores.
Nudo: El pacto con lo desconocido
En la casa más antigua del pueblo vivía una anciana conocida como Doña Marta, quien desde joven había sido vista como una especie de bruja solitaria. Se decía que tenía tratos con seres sobrenaturales y que poseía un conocimiento oculto sobre el viento que no cesaba. Una noche, un joven intrépido llamado Carlos decidió visitarla en busca de respuestas, desafiando así las advertencias de los demás.
Al adentrarse en la morada de Doña Marta, Carlos percibió un olor a incienso y escuchó murmullos en lenguas desconocidas. La anciana lo recibió con una sonrisa enigmática y le habló del viento que soplaba sin descanso, contándole una leyenda ancestral sobre un pacto con lo desconocido. Según Doña Marta, cada generación debía ofrecer un sacrificio al viento para evitar la ira de los espíritus malignos que lo habitaban.
Desenlace: El susurro de la oscuridad
Carlos quedó petrificado al escuchar las palabras de la anciana, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. ¿Debía creer en aquel relato macabro o considerarlo una simple superstición? Esa misma noche, el viento arreció con una intensidad nunca antes vista, sacudiendo árboles y haciendo crujir las ventanas de las casas. Los habitantes del pueblo se refugiaron en sus hogares, temerosos de lo que pudiera depararles aquella tormenta sobrenatural.
En medio del caos, Carlos divisó una sombra en la oscuridad, una figura encapuchada que parecía susurrar palabras ininteligibles al compás del viento. Sin pensarlo dos veces, decidió seguir a aquella presencia misteriosa hasta llegar a un claro en el bosque, donde descubrió un altar antiguo bañado en sangre. El joven entendió entonces la verdad detrás del viento que no cesaba, un pacto ancestral que requería de un sacrificio humano para calmar la furia de lo desconocido.
Al amanecer, Carlos regresó al pueblo con paso vacilante, incapaz de borrar de su mente la imagen del altar en la penumbra del bosque. Nadie más supo de su encuentro con la sombra encapuchada ni de la verdad que yacía oculta en el viento eterno. Desde entonces, cada vez que soplaba una brisa inusual, los lugareños recordaban la historia del joven que desafió al viento que no cesa, sumergiéndose en un abismo de oscuridad y secretos insondables.
El misterio persiste en el pequeño pueblo, donde el viento sigue susurrando sus secretos ancestrales, agitando las ramas de los árboles y llevando consigo el eco de un pacto con lo desconocido. ¿Qué otros secretos acechan en las sombras de la noche? ¿Acaso la verdad se encuentra en el susurro de la oscuridad, esperando ser descubierta por aquellos valientes o insensatos que se atrevan a desafiar al viento que no cesa? La respuesta yace en las sombras, aguardando a ser revelada por aquellos dispuestos a adentrarse en el abismo de lo sobrenatural.