# Introducción: La llegada del oscuro visitante
En un pequeño pueblo rodeado de densos bosques, la tranquilidad se veía interrumpida por un suceso que despertó el temor en todos sus habitantes. Se hablaba en susurros sobre un misterioso visitante que solo aparecía durante la noche, sin dejar rastro alguno de su presencia. Los lugareños temblaban al recordar las tétricas historias que sus abuelos les contaban sobre seres sobrenaturales acechando en la oscuridad. Y así fue como aquel extraño ser, conocido como «El visitante nocturno», empezó a sembrar el pánico en el pueblo.
# Nudo: El terror se hace presente
Una fría noche de luna llena, la joven Lucía se encontraba sola en su casa, leyendo en su habitación. De repente, un escalofrío recorrió su espalda al escuchar un suave golpeteo en la ventana. Al acercarse, vio una sombra acechante que se desvanecía rápidamente entre los árboles. Intrigada y atemorizada, decidió salir a investigar, siguiendo aquel rastro misterioso que la llevó al corazón del bosque.
Entre la penumbra, Lucía divisó una figura encapuchada erguida en medio de un claro. Su corazón latía con fuerza, y a medida que se acercaba, pudo distinguir unos ojos brillantes que la miraban fijamente. Sin mediar palabra, la figura se desvaneció en la oscuridad, dejando a la joven estupefacta y con un profundo sentimiento de inquietud. Desde ese instante, Lucía sintió la presencia del visitante nocturno acechándola en cada sombra, convirtiendo sus noches en un constante tormento.
# Desenlace: La incógnita del oscuro ser
Aterrorizada y decidida a desentrañar el misterio que envolvía al visitante nocturno, Lucía se adentró aún más en el bosque en busca de respuestas. Cada noche, el ser se le presentaba en diferentes formas, siempre esquivo, siempre misterioso. Sentía que una fuerza desconocida la impulsaba a descubrir la verdad oculta detrás de aquel ser sobrenatural.
Tras varias semanas de obsesiva búsqueda, Lucía se enfrentó cara a cara con el visitante nocturno en lo más profundo del bosque. En medio de la oscuridad, la criatura le habló con una voz susurrante, revelándole un secreto que heló su sangre. «Soy el guardián de los sueños perdidos, el protector de las almas errantes», murmuró el oscuro ser antes de desaparecer en la nada.
Confundida y perturbada, Lucía regresó al pueblo con más preguntas que respuestas. ¿Quién era realmente el visitante nocturno? ¿Cuál era su propósito en aquel lugar olvidado por el tiempo? El misterio seguía sin resolverse, dejando a la joven con la inquietante sensación de que había cruzado un umbral hacia lo desconocido, donde los límites entre la realidad y la fantasía se desvanecían en la penumbra de la noche infinita.
Y así, el visitante nocturno se convirtió en una leyenda más en el folclore del pequeño pueblo, alimentando los temores y las esperanzas de aquellos que se atrevían a adentrarse en los confines de la oscuridad. El misterio perduraría por generaciones, recordándoles que en cada sombra, en cada susurro del viento, podía aguardar el oscuro visitante dispuesto a revelar los secretos más profundos de la mente humana.