# Introducción: El canto macabro
Las noches en el pequeño pueblo de Windham eran siempre envueltas en un manto de oscuridad y misterio. La bruma se alzaba desde el lago cercano, cubriendo las calles adoquinadas con su fría presencia. Sin embargo, aquella noche era distinta; un rumor siniestro se extendía por las callejuelas, susurrando acerca de una canción prohibida, conocida como «La canción del fin del mundo».
# Nudo: La melodía maldita
Los habitantes de Windham evitaban hablar de la canción del fin del mundo, temerosos de despertar antiguas fuerzas malignas que yacían en lo más profundo de la tierra. Pero un joven músico llamado Lucas, seducido por la promesa de fama y fortuna, decidió desafiar al destino y buscar la partitura perdida de la canción prohibida.
Durante días y noches, Lucas recorrió los rincones más oscuros de la biblioteca abandonada del pueblo, hasta que finalmente encontró un antiguo pergamino oculto entre polvorientos manuscritos. La partitura estaba escrita en un idioma arcano y las notas parecían palpitar con una malévola energía. Sin embargo, la ambición cegó al joven músico, quien sin vacilar comenzó a tocar las primeras notas de la melodía maldita.
La habitación se llenó de un aura opresiva mientras Lucas seguía tocando, hipnotizado por la belleza macabra de la canción. Afuera, la noche se volvió más oscura y el viento susurraba palabras ininteligibles. El pueblo entero parecía retorcerse de dolor, como si la propia tierra respondiera al canto del músico insensato.
# Desenlace: El silencio eterno
Cuando la última nota resonó en el aire, un escalofrío recorrió la espalda de Lucas, quien sintió el peso de las sombras posarse sobre sus hombros. La habitación se sumió en un silencio sepulcral y la realidad se desdibujó ante sus ojos. En ese instante de claridad, comprendió el terrible error que había cometido.
La canción del fin del mundo no era solo una melodía; era un conjuro ancestral que despertaba a entidades primigenias deseosas de destrucción. El joven músico gritó en vano mientras las sombras se cerraban a su alrededor, devorando su cordura y su alma en un abrazo eterno.
Al amanecer, los habitantes de Windham encontraron la biblioteca en ruinas, sus paredes manchadas con sangre y sus estanterías vacías. La partitura de la canción del fin del mundo yacía hecha cenizas en el suelo, como un recordatorio sombrío de la ambición humana.
Y así, el misterio de la canción del fin del mundo quedó sepultado bajo los escombros de la biblioteca, pero se dice que en las noches de luna llena aún se puede escuchar un eco lejano de aquella melodía maldita, recordándonos que hay secretos que es mejor no desenterrar.
Con un susurro final, la historia de Lucas y su trágico destino se desvanece en la penumbra, dejando al lector preguntándose si alguna vez volverán a escuchar la canción del fin del mundo o si es mejor mantenerla olvidada en las sombras del pasado.