La Consola Maldita

## Introducción: El hallazgo en el desván

En una fría noche de otoño, Valeria se adentró en el desván de la antigua casa heredada de sus abuelos. La luz mortecina de la lámpara temblaba con cada paso que daba, iluminando trastos viejos y polvorientos. Entre la maraña de objetos olvidados, una caja de cartón llamó su atención. Al abrirla, sus ojos se posaron en una consola de videojuegos retro, cuyo aspecto desgastado denotaba años de abandono. Sin pensárselo dos veces, decidió llevarla a su habitación, pensando en revivir la nostalgia de los juegos de antaño.

## Nudo: La partida infernal

Al encender la consola maldita, una voz susurrante parecía emanar de sus altavoces, como un eco proveniente del más allá. Valeria intentó ignorarla, enfocándose en seleccionar un juego aparentemente inocente. Sin embargo, a medida que avanzaba en la partida, las luces parpadeaban de manera inquietante, proyectando sombras siniestras en las paredes de su habitación. Los controles parecían tomar vida propia, moviéndose de forma errática e impredecible. Aquello no era un simple juego; era una experiencia perturbadora que traspasaba la barrera entre lo real y lo sobrenatural.

Cada nivel superado era un escalofrío más intenso, una sensación de paranoia que se apoderaba de su mente. Los personajes de los juegos parecían observarla fijamente, con miradas vacías que ocultaban un mal ancestral. La consola maldita era un portal hacia lo desconocido, un vínculo directo con una fuerza maligna que buscaba corromper su alma. Valeria se encontraba atrapada en un bucle de terror, incapaz de escapar de aquel infernal juego que había cobrado vida propia.

## Desenlace: El destino incierto

Tras horas de angustia y desesperación, Valeria decidió poner fin a aquella pesadilla. Con manos temblorosas, desconectó la consola maldita y la arrojó al interior de la caja, sellándola con cinta adhesiva. Sin embargo, la sensación de malestar persistía, como si algo hubiera sido desatado y ya no pudiera ser contenido. Noche tras noche, los sueños de Valeria se poblaron de figuras distorsionadas y voces susurrantes que clamaban por su nombre. La consola maldita había dejado una huella imborrable en su vida, una cicatriz en su alma que nunca sanaría por completo.

Con el paso del tiempo, Valeria intentó olvidar aquel episodio traumático, convenciéndose a sí misma de que todo fue una alucinación provocada por el estrés. Sin embargo, en los momentos de silencio y soledad, podía percibir la presencia de algo oscuro y voraz, acechando en las sombras. La consola maldita seguía ahí, aguardando pacientemente su próxima víctima, envuelta en el halo de misterio que la rodeaba.

El destino de Valeria quedó sellado aquella noche en el desván, cuando decidió desafiar los límites entre lo real y lo sobrenatural. La consola maldita se había convertido en su perdición, en un recordatorio constante de que en el mundo existen fuerzas más allá de nuestra comprensión, esperando el momento oportuno para manifestarse y reclamar lo que les pertenece.

Así concluye la historia de Valeria y la consola maldita, un relato de terror que nos recuerda que incluso los objetos más inofensivos pueden esconder secretos oscuros y peligrosos. ¿Quién será la próxima persona en descubrir la verdadera naturaleza de la consola maldita? Esa incógnita queda suspendida en el aire, invitando al lector a reflexionar sobre los límites de la realidad y la fantasía, entretejiendo un hilo de intriga que perdurará en la memoria mucho después de haber cerrado este relato.

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