La Escalera Que Nunca Sube

Introducción: La escalera de la mansión abandonada

En las afueras de un pequeño pueblo, se alzaba una imponente mansión abandonada. La estructura de piedra y madera parecía desafiar al tiempo con su aspecto envejecido y sus ventanas tapiadas. Alrededor de la mansión, se extendía un vasto jardín cubierto por la maleza y el abandono. Los lugareños evitaban pasar cerca de la propiedad, pues decían que estaba maldita. Pero lo que más llamaba la atención de todos era la escalera que conducía al segundo piso. Una escalera empinada y angosta que parecía ascender hacia la oscuridad infinita.

Nudo: El susurro en la noche

Una noche de luna llena, un grupo de jóvenes decidieron desafiar la prohibición de acercarse a la mansión abandonada. Armados con linternas y cámaras de video, se adentraron en la oscuridad del jardín cubierto por la maleza. Entre risas nerviosas, se acercaron a la puerta principal de la mansión y la empujaron lentamente. Un crujido resonó en el silencio de la noche mientras la puerta se abría lentamente.

Al entrar, una sensación de frío intenso los invadió, pero la curiosidad pudo más que el miedo y decidieron explorar la casa. Subieron por las escaleras polvorientas hasta llegar al segundo piso, donde encontraron una habitación cubierta por telarañas y muebles destrozados. En el centro de la habitación, se alzaba una antigua escalera de caracol que parecía ascender hacia la oscuridad.

Mientras grababan con sus cámaras, comenzaron a escuchar un susurro lejano que se filtraba entre las grietas de las paredes. El susurro parecía susurrar sus nombres, llamándolos a subir la escalera que nunca sube. Los jóvenes sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos y decidieron regresar, pero las escaleras parecían no querer dejarlos partir.

Desenlace: El eco de la escalera

A medida que intentaban descender por las escaleras, estos parecían alargarse interminablemente, como si estuvieran atrapados en un bucle eterno. El susurro se hizo más fuerte, envolviéndolos en un aura de paranoia y terror. Uno a uno, los jóvenes comenzaron a perder la cordura, obsesionados por la idea de subir la escalera que nunca sube.

La última imagen grabada en la cámara mostraba a los jóvenes ascendiendo la escalera en un trance inexplicable, sus rostros desencajados por el miedo. Nunca se supo qué fue lo que encontraron en lo alto de esa escalera, ni si lograron regresar. La mansión abandonada volvió a sumirse en el silencio, como si nunca hubiera sido perturbada por la presencia humana.

Algunos lugareños aseguran que, en las noches de luna llena, aún se puede escuchar el eco de la escalera resonando en la oscuridad, atrayendo a aquellos que se atreven a desafiar lo desconocido. Pero la verdad queda oculta en las sombras, esperando a ser descubierta por valientes o imprudentes.

Fin.

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