La Escalera Sin Regreso

Introducción: La escalera hacia lo desconocido

Había una leyenda que circulaba entre los lugareños del pequeño pueblo de St. Jude. Se decía que en las afueras, en medio de un bosque espeso y oscuro, se encontraba una escalera sin fin. Una escalera que no conducía a ningún lugar conocido, una escalera sin regreso. Muchos eran los jóvenes valientes que se aventuraban a buscarla, pero pocos volvían para contar la historia.

Un grupo de amigos, formado por Laura, Juan, Marta y Carlos, decidió adentrarse en el bosque en busca de la escalera maldita. Movidos por la curiosidad y el deseo de probar su valentía, se adentraron en la oscuridad, sin sospechar lo que les esperaba en lo más profundo del bosque.

Nudo: El misterio de lo infinito

Después de horas de caminata entre árboles retorcidos y sombras amenazantes, finalmente encontraron lo que buscaban: la escalera sin regreso. Era una estructura imponente, tallada en madera antigua y rodeada por un aura de misterio y peligro. A pesar de sentir un escalofrío recorrer sus cuerpos, los cuatro amigos decidieron subir los escalones uno a uno, sin saber lo que les aguardaba en lo alto.

A medida que ascendían, el bosque parecía desvanecerse a su alrededor, dejando solo la escalera y la oscuridad que los rodeaba. El aire se volvió denso y frío, como si estuvieran en un lugar que no pertenecía a este mundo. Los amigos intercambiaban miradas nerviosas, preguntándose si habían cometido un error al adentrarse en aquel lugar prohibido.

Desenlace: El susurro de lo desconocido

Al llegar al final de la escalera, se encontraron con una puerta de aspecto antiguo y misterioso. Sin dudarlo, la abrieron lentamente, revelando un paisaje surrealista y perturbador. Una ciudad en ruinas se extendía ante ellos, envuelta en una penumbra eterna. Calles desiertas, edificios en ruinas y un silencio sepulcral que helaba la sangre.

Marta sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar un susurro en la distancia, una voz que parecía llamarla por su nombre. Los cuatro amigos se miraron entre sí, preguntándose si estaban perdidos en un mundo paralelo o si todo aquello era simplemente una ilusión creada por sus mentes atormentadas.

Sin decir una palabra, decidieron regresar por donde habían venido, descendiendo la escalera sin regreso con el corazón en un puño y el miedo como compañero de viaje. Al llegar al pie de la escalera, se detuvieron un instante, mirando hacia atrás y preguntándose si lo que habían vivido era real o simplemente un sueño macabro.

Caminaron de regreso al pueblo de St. Jude en silencio, con la certeza de que nunca volverían a ser los mismos después de su encuentro con la escalera sin fin. Y aunque nunca revelaron a nadie lo que habían visto en lo más profundo del bosque, cada noche, en sus pesadillas, volvían a escuchar el susurro de lo desconocido llamándolos de regreso a aquel lugar maldito.

El misterio de la escalera sin regreso permaneció en la mente de los cuatro amigos para siempre, recordándoles que hay límites que el ser humano no debe traspasar, secretos que es mejor dejar enterrados en las sombras de lo desconocido.

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