# Introducción: La sombra en la noche
Era una fría noche de invierno cuando María, una joven estudiante de arqueología, se mudó a una antigua mansión victoriana en las afueras de un pequeño pueblo. Había conseguido un trabajo como asistente de un renombrado arqueólogo que estaba investigando la historia de la casa, pero lo que desconocía era la oscura leyenda que envolvía a aquel lugar. Desde el momento en que puso un pie en la casa, sintió una presencia inquietante, como si algo o alguien la observara desde las sombras.
# Nudo: El susurro en la penumbra
Las noches en la mansión eran especialmente inquietantes. María comenzó a escuchar extraños susurros y pasos en los corredores desiertos, como si alguien o algo la siguiera a cada paso. Una noche, mientras revisaba unos antiguos documentos en el estudio, vio una figura oscura moverse fugazmente por el rabillo del ojo. Cuando volteó bruscamente, no había nada más que la penumbra y el silencio perturbador de la casa. Intrigada y aterrada al mismo tiempo, decidió investigar más sobre la historia de la mansión y descubrió un oscuro secreto que la dejó helada.
# Desenlace: El eco en la eternidad
A medida que profundizaba en la investigación, María descubrió que la figura en el corredor no era otra que el espíritu de una mujer que había vivido en la mansión siglos atrás. La mujer había sido acusada de brujería y condenada a la hoguera en aquel mismo lugar donde ahora se alzaba la antigua casa. Su alma atormentada vagaba en busca de redención, manifestándose solo a aquellos que estaban dispuestos a escuchar su amargo lamento.
María comprendió entonces que la presencia en la mansión no era malévola, sino solitaria y perdida en el tiempo. Decidió comunicarse con el espíritu a través de sesiones de espiritismo, buscando ayudarla a encontrar la paz que tanto anhelaba. Las noches se llenaron de susurros y murmullos, pero esta vez eran de agradecimiento y alivio. Finalmente, la figura en el corredor desapareció, dejando tras de sí un eco en la eternidad y un misterio resuelto en lo más profundo de la noche.
La historia de la mansión victoriana y la figura en el corredor se convirtió en un relato que perduraría en la memoria de aquellos valientes que se atrevieran a adentrarse en sus sombríos pasillos. Y María, la joven arqueóloga, supo que había encontrado algo más que un trabajo en aquella casa: había encontrado su destino entre la oscuridad y la luz de lo desconocido.