El viento aullaba afuera, sacudiendo las ramas de los árboles como si fueran brazos desesperados intentando escapar de una oscuridad sin fin. En el interior de la vieja cabaña de madera, Laura se encontraba sola, con el fuego crepitando en la chimenea como único compañero en aquella noche fría y ominosa.
La Inquietante Llegada
Laura había alquilado la cabaña en medio del bosque para alejarse del bullicio de la ciudad y encontrar un poco de paz y tranquilidad. Pero desde su llegada, algo no parecía estar bien. Los susurros que apenas podía escuchar, las sombras que se movían en el rabillo de su ojo, la sensación de que no estaba tan sola como pensaba.
Una tarde, mientras exploraba los alrededores, encontró un antiguo teléfono de línea abandonado. La curiosidad la llevó a acercarse y levantar el auricular. Un escalofrío recorrió su espalda cuando escuchó un débil tono de marcado, como si alguien intentara contactar con ella desde el otro lado.
La Aterradora Revelación
Esa noche, mientras se preparaba para acostarse, el teléfono de la cabaña comenzó a sonar. Con un nudo en el estómago, Laura se acercó lentamente y levantó el auricular. Una voz ronca y distorsionada se filtró por el altavoz, susurrando palabras ininteligibles que helaron la sangre de Laura.
-¿Quién es? -preguntó con voz temblorosa, pero no recibió respuesta. Solo un eco siniestro resonó en la habitación, como si la llamada viniera desde el mismísimo infierno.
Aterrorizada, Laura colgó el teléfono y se refugió en su cama, tratando de convencerse de que todo era producto de su imaginación. Sin embargo, el sonido de pasos arrastrándose por el suelo de madera resonaba en la habitación, acercándose cada vez más a la puerta.
El Inquietante Desenlace
La noche parecía interminable, y Laura se aferraba a las sábanas con fuerza, esperando que la pesadilla llegara a su fin. De repente, el teléfono volvió a sonar, esta vez con un tono más agudo y urgente. Con manos temblorosas, Laura contestó, dispuesta a enfrentar lo que sea que se escondiera al otro lado de la línea.
-¿Qué quieres de mí? -preguntó con voz entrecortada, sintiendo cómo la tensión se acumulaba en el aire.
Entonces, una risa macabra resonó en la habitación, helando la sangre de Laura. La voz en el teléfono susurró una última frase antes de que la línea se cortara bruscamente: «Te estoy esperando en el otro lado».
El silencio se apoderó de la cabaña, dejando a Laura con el corazón latiendo con fuerza en el pecho. ¿Qué significaba esa llamada? ¿Quién o qué estaba al otro lado esperándola? La incertidumbre se apoderó de su mente, dejando espacio a las más oscuras pesadillas e imaginaciones.
Y así, en medio de la noche eterna y el frío penetrante, Laura se enfrentó a la realidad de que tal vez, algunas llamadas no deberían ser contestadas nunca.
El viento seguía aullando afuera, llevándose consigo susurros y sombras, mientras la cabaña en el bosque se sumía en la oscuridad, esperando a que algún valiente se atreviera a descubrir la verdad que se escondía en su interior.
Ese era el misterioso final de la historia de «La llamada desde el otro lado». Una historia que dejaba más preguntas que respuestas, más terror que calma, y que invitaba al lector a adentrarse en un mundo donde lo desconocido acechaba en cada esquina, listo para revelarse en el momento menos esperado.