La Muñeca Que Nunca Se Mueve

# Introducción: El regalo maldito

En el pequeño pueblo de Villa Oscura, donde los árboles susurran secretos y las sombras ocultan más de lo que revelan, se encontraba una casa vieja y desolada en la que habitaba una anciana solitaria conocida como la señora Abigail. Rumores oscuros rodeaban su morada, pero lo que más perturbaba a los lugareños era la historia de una muñeca antigua que reposaba en una vieja mecedora en su salón. Se decía que aquella muñeca nunca se movía, pero su mirada fría y penetrante parecía seguirte a donde quiera que fueras.

# Nudo: La presencia invisible

Un día, una joven llamada Sofía, curiosa por naturaleza y amante de los misterios, decidió adentrarse en la casa de la señora Abigail en busca de respuestas sobre la inquietante muñeca. Al traspasar el umbral de la morada, un escalofrío recorrió su espalda, pero su determinación era más fuerte que su miedo. La anciana la recibió con una sonrisa siniestra en sus labios arrugados, y le habló en voz baja, como si temiera despertar a alguna presencia invisible.

—Bienvenida, pequeña Sofía. ¿Has venido por la muñeca, verdad? Ven, déjame mostrarte algo.

La señora Abigail la condujo hasta el salón, donde la muñeca reposaba en su mecedora, inmóvil como siempre. Sofía sintió un escalofrío al cruzar la mirada de cristal de la muñeca, como si un frío helado la recorriera de pies a cabeza. La anciana le entregó la muñeca con manos temblorosas y susurró:

—Cuida bien de ella, pero ten cuidado con lo que puede despertar.

# Desenlace: El pacto silencioso

Sofía llevó la muñeca a su hogar, pero desde ese día, extraños sucesos comenzaron a perturbar su tranquilidad. Por las noches, escuchaba susurros provenientes de la habitación donde reposaba la muñeca y sentía una mirada inquietante posada en su espalda. Las sombras parecían cobrar vida a su alrededor, y un sentimiento de opresión la invadía cada vez que se acercaba a la muñeca.

Una noche, en medio de la oscuridad, Sofía juró escuchar una voz susurrando su nombre desde la muñeca. Alarmada, intentó deshacerse de ella, pero cada vez que intentaba deshacerse de la muñeca, esta volvía misteriosamente a su habitación. Una sensación de desesperación la invadió, y comprendió que la muñeca y ella estaban unidas por un pacto silencioso, un vínculo oscuro que no podía romper.

Con el corazón lleno de temor, Sofía decidió devolver la muñeca a la casa de la señora Abigail, quien la recibió con una sonrisa enigmática en su rostro arrugado. Sin decir una palabra, la anciana aceptó la muñeca de vuelta y cerró la puerta tras de sí, sumiendo a la muñeca en la oscuridad una vez más.

¿Qué secretos guardaba la muñeca que nunca se movía? ¿Qué oscuros pactos se escondían detrás de su mirada inquietante? Solo el tiempo y la oscuridad lo sabrían, mientras la leyenda de la muñeca maldita perduraba en la memoria de aquellos que se atrevían a adentrarse en Villa Oscura.

Al final, Sofía se vio liberada de la presencia inquietante de la muñeca, pero una sensación de inquietud permaneció en su interior, recordándole que a veces, las apariencias pueden ser engañosas y que en lo más profundo de la oscuridad, los secretos más oscuros aguardan pacientemente su momento para ser revelados.

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