La Niña De La Lluvia

# Introducción: Revelación bajo la tormenta

La oscuridad había caído sobre el pequeño pueblo de Piedra Lluviosa, tiñendo sus calles con sombras alargadas y misteriosas. Una densa niebla se había levantado, envolviendo cada rincón con su abrazo gélido, mientras el sonido de la lluvia golpeando los tejados resonaba como un eco siniestro en la noche. En medio de este escenario lúgubre, una antigua leyenda parecía despertar de su letargo, susurrada entre los habitantes con temor y superstición. Se decía que, en las noches de tormenta, una niña fantasmal recorría las calles empedradas, buscando venganza por un pasado oscuro y olvidado.

# Nudo: El encuentro prohibido

Cuenta la leyenda que la niña de la lluvia era una criatura desgarrada por la tragedia, con ojos vacíos que reflejaban un dolor eterno y un llanto silencioso que resonaba en los corazones de aquellos que osaban cruzarse en su camino. Sin embargo, a pesar de su aura ominosa, había quienes no temían adentrarse en las penumbras de la noche para buscarla, intrigados por la historia que envolvía su espíritu atormentado. Una joven llamada Camila, hija del zapatero del pueblo, decidió unirse a la búsqueda de la niña de la lluvia, desafiando las advertencias de sus vecinos y emprendiendo un camino hacia lo desconocido.

Una noche de tormenta, cuando el viento aullaba con furia y los relámpagos rasgaban el cielo, Camila se aventuró sola por las calles empapadas en busca de la niña de la lluvia. Su determinación la guiaba a través de callejones solitarios y parques abandonados, mientras el latido de su corazón resonaba en sus oídos como un tambor frenético. Fue entonces, en medio de la oscuridad agobiante, que vio una figura pálida y etérea entre la neblina, con el cabello empapado y el vestido blanco ondeando al viento.

# Desenlace: La revelación final

La niña de la lluvia se acercó lentamente a Camila, sus ojos sin vida fijos en los de la joven, transmitiendo una tristeza profunda y una angustia sin límites. Sin pronunciar palabra alguna, tendió su mano fría hacia Camila, quien temblaba de emoción y miedo ante la presencia sobrenatural que tenía frente a ella. En un gesto valiente, Camila tomó la mano de la niña de la lluvia, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo y una conexión inexplicable entre ambas almas perdidas en la noche.

En ese instante, la lluvia cesó abruptamente, dejando el silencio envolver el momento como un manto de misterio. La niña de la lluvia sonrió débilmente a Camila, antes de desvanecerse lentamente en el aire, como una sombra efímera que se desvanece con el amanecer. Camila se quedó sola en la oscuridad, con el corazón palpitante y la mente llena de preguntas sin respuesta. ¿Quién era realmente la niña de la lluvia? ¿Por qué buscaba venganza en las noches de tormenta?

Mientras el sol comenzaba a asomarse en el horizonte, iluminando el pueblo con sus primeros rayos de luz, Camila comprendió que la verdad sobre la niña de la lluvia nunca sería completamente revelada. Quizás su historia seguiría siendo un misterio enterrado en el pasado, susurros perdidos en el viento y sombras danzando en la penumbra. Y así, con el eco de la leyenda resonando en su memoria, Camila regresó a su hogar, sabiendo que había vivido una experiencia que la persiguiría en sueños y vigilia por siempre jamás.

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