La Puerta Que No Debes Abrir

# Introducción: La Llave Olvidada

En medio de un denso bosque se alzaba una imponente mansión abandonada, cuyas paredes de piedra parecían susurrar antiguos secretos a quien osase acercarse demasiado. La leyenda urbana que la rodeaba hablaba de una puerta en el sótano, en la parte más oculta de la casa, que permanecía cerrada con siete candados y una advertencia escrita con sangre: «La puerta que no debes abrir». ¿Qué oscuros secretos protegía aquella puerta? ¿Y por qué la leyenda era tan persistente en la mente de los lugareños?

# Nudo: El Silencio de la Noche

Lucía, una joven curiosa y valiente, había escuchado las historias sobre la mansión desde que era una niña. La curiosidad le carcomía por dentro y la idea de desafiar el tabú de la puerta prohibida se convirtió en una obsesión para ella. Una noche oscura y tormentosa, cuando el viento aullaba entre los árboles y la lluvia golpeaba con furia los cristales de su ventana, Lucía decidió que era el momento de enfrentar sus miedos y descubrir la verdad que se escondía tras la puerta maldita.

Cautelosa, se deslizó por entre los árboles hasta llegar a la mansión, con el corazón latiendo desbocado en su pecho. La puerta principal se abrió con un chirrido escalofriante y Lucía penetró en la penumbra de la casa, iluminando su camino con una linterna temblorosa. Los pasos resonaban en el silencio de la noche, como si la casa misma estuviera viva y observándola con ojos invisibles.

Avanzó por entre los pasillos polvorientos y las habitaciones vacías, hasta que finalmente llegó al sótano. Allí, en una esquina sombría, se alzaba la puerta de la leyenda, rodeada de un aura de malevolencia que helaba la sangre. Sin titubear, Lucía sacó una llave antigua que colgaba de su cuello y desbloqueó los siete candados con manos temblorosas. Con un crujido ominoso, la puerta se abrió lentamente, revelando una oscuridad tan densa que parecía devorarlo todo a su paso.

# Desenlace: El Eco del Misterio

Al adentrarse en la habitación que se extendía más allá de la puerta prohibida, Lucía sintió cómo el aire se volvía más espeso, cargado de un olor rancio y putrefacto. La luz de su linterna apenas alcanzaba a iluminar las figuras borrosas que se cernían en las sombras, como susurros de un pasado olvidado que clamaban por ser recordados.

En el centro de la habitación, un pedestal de piedra sostenía un extraño relicario cubierto de runas ancestrales. Temblando de emoción y terror, Lucía abrió el relicario y descubrió un antiguo pergamino amarillento, cuyas letras entrelazadas hablaban de un pacto hecho con fuerzas malignas mucho antes de que la mansión fuera erigida en aquel bosque perdido en el tiempo.

Antes de que pudiera asimilar por completo el contenido del pergamino, un grito agudo rompió el silencio de la noche y la mansión tembló con una fuerza sobrenatural. Lucía salió corriendo, dejando atrás la puerta abierta y el misterio sin resolver. Mientras escapaba entre los árboles retorcidos del bosque, se juró a sí misma no volver nunca más a aquel lugar maldito.

Y así, la mansión abandonada volvió a sumirse en el silencio, guardando sus secretos entre sus muros de piedra y nutriendo las leyendas que perdurarían por generaciones. ¿Qué destino aguardaba a los valientes que osaran cruzar la puerta que no debían abrir? Solo el eco del misterio podía responder a esa pregunta, en la oscuridad eterna de la noche.

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