Introducción
Era una noche fría y húmeda, la niebla se deslizaba por el viejo puente de piedra que cruzaba el río en las afueras del pueblo. Aquel lugar siempre había sido conocido por sus historias de misterio y sombras inexplicables. Los lugareños evitaban pasar por allí cuando caía la noche, pues decían que bajo el puente habitaba una presencia maligna, una sombra que acechaba a quien osara desafiarla.
Nudo
Una joven llamada Mara caminaba apresuradamente por el sendero que bordeaba el río, su corazón latía con fuerza mientras la oscuridad la rodeaba. Había escuchado las leyendas sobre el puente, pero no creía en supersticiones. Sin embargo, algo en su interior le advertía que aquella noche no era como las demás.
Al llegar al puente, Mara sintió un escalofrío recorrer su espalda. La niebla era tan densa que apenas podía ver más allá de unos metros. De repente, un susurro se coló en sus oídos, una voz sibilina que le advirtió que diera media vuelta y abandonara aquel lugar maldito.
Pero la curiosidad pudo más que el miedo, y Mara decidió ignorar la advertencia y seguir adelante. Paso a paso, cruzó el puente con el corazón en un puño, sintiendo que algo la observaba desde las sombras.
Fue entonces cuando lo vio. Una figura oscura y difusa se materializó frente a ella, con ojos brillantes que parecían penetrar su alma. Mara quiso gritar, pero las palabras se le atragantaron en la garganta. La sombra se acercó lentamente, extendiendo una mano gélida hacia ella.
Desenlace
Mara cerró los ojos con fuerza, esperando lo peor. Sin embargo, en lugar de sentir un dolor indescriptible, notó un extraño calor que la envolvía. Cuando abrió los ojos de nuevo, la sombra ya no estaba. Solo quedaba la niebla espesa y el silencio sepulcral.
Confundida y temblorosa, Mara retrocedió hacia el inicio del puente, preguntándose si todo había sido producto de su imaginación. Pero entonces, vio algo que la heló hasta los huesos.
En el suelo, grabadas en la piedra del puente, había unas palabras escritas con letras antiguas: «Quien desafíe la sombra bajo el puente, enfrentará su propio destino». Mara sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al comprender la verdadera naturaleza de lo que acababa de vivir.
Desde aquella noche, el puente se convirtió en una zona prohibida para todos los habitantes del pueblo. Las leyendas sobre la sombra bajo el puente se multiplicaron, alimentando el miedo y la intriga de quienes se atrevían a acercarse.
Y así, la sombra siguió acechando en la oscuridad, esperando a aquellos valientes o insensatos que osaran desafiarla una vez más, dejando en suspenso la incertidumbre de lo que realmente se escondía bajo el puente de piedra en la noche eterna.