La Voz En El Bosque

Introducción: La llamada de lo desconocido

Era un frío día de otoño cuando Paula decidió adentrarse en el bosque cercano a su casa. La luz del sol apenas penetraba entre los densos árboles, creando sombras alargadas y misteriosas que parecían cobrar vida propia. A pesar de sentir un ligero escalofrío recorrer su espalda, Paula continuó caminando, sintiendo una extraña atracción hacia lo desconocido que habitaba en lo más profundo de aquel bosque milenario.

Nudo: El susurro de la oscuridad

A medida que se adentraba más y más en el bosque, Paula comenzó a percibir un sonido tenue y sutil, como un susurro que se perdía en el viento. Al principio, lo ignoró, atribuyéndolo a su imaginación o al crujir de las ramas bajo sus pies. Sin embargo, a medida que avanzaba, el susurro se hizo más nítido, más persistente, como si alguien o algo intentara comunicarse con ella desde las sombras.

Paula sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo al percatarse de que el susurro no era solo un sonido, sino palabras indescifrables que resonaban en su mente. Palabras de un idioma antiguo y olvidado, palabras que traían consigo un mensaje macabro y oscuro. La curiosidad luchaba contra el miedo en el interior de Paula, quien se detuvo por un instante, titubeante, intentando discernir si todo aquello era real o producto de su imaginación alterada por el entorno.

Pero la voz en su cabeza no cesaba, insistente, seductora y aterradora al mismo tiempo. «Sígueme», murmuraba, «sígueme hacia lo desconocido». Paula sabía que debía regresar, que aquella voz no traía consigo nada bueno, pero algo dentro de ella anhelaba descubrir el origen de tan inquietante llamado.

Desenlace: El eco en la eternidad

Decidida a enfrentar sus miedos y desentrañar el enigma que la rodeaba, Paula siguió el rastro de la voz hasta llegar a un claro en el bosque, donde la penumbra parecía bailar al compás de lo sobrenatural. Una figura etérea se dibujaba entre las sombras, susurrando palabras prohibidas y promesas de un conocimiento ancestral y prohibido.

Sin pensarlo dos veces, Paula se acercó a la figura, ansiosa por conocer la verdad que se escondía tras aquel misterio. En un instante, la figura se desvaneció en la oscuridad, dejando a Paula sola en la inmensidad del bosque, con la sensación de haber desenterrado secretos que nunca deberían haber visto la luz.

A partir de ese día, Paula nunca volvió a ser la misma. La voz en el bosque la había marcado de por vida, convirtiéndola en portadora de un conocimiento oscuro y perturbador que la perseguiría hasta el fin de sus días. ¿Qué fue realmente lo que encontró en lo más profundo del bosque? Solo ella lo sabía, pero el eco de aquella voz resonaba en su interior, recordándole que en la oscuridad siempre habita lo desconocido.

El bosque guardaba sus secretos, y Paula se convirtió en uno de ellos, una sombra más entre las sombras, un susurro más entre los susurros de la eternidad.

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