Introducción: El reflejo en la oscuridad
Era una noche tormentosa, con el viento aullando afuera y la lluvia golpeando con fuerza contra las ventanas de la antigua casa en la que vivía Laura. Sentada frente al espejo del tocador, se observaba detenidamente mientras se peinaba el largo cabello oscuro. De repente, algo captó su atención en el reflejo. Un destello fugaz, un movimiento imperceptible que parecía surgir de las sombras detrás de ella. Laura giró bruscamente, pero no había nada más allí que su cuarto vacío. Sacudiendo la cabeza para desechar la sensación de paranoia, volvió a concentrarse en peinarse, aunque una extraña inquietud se apoderaba de su ser.
Nudo: La presencia en las sombras
A partir de esa noche, Laura comenzó a percibir cada vez más ese presencia inquietante en los reflejos a su alrededor. En el espejo del baño, en los vidrios de las ventanas, incluso en el agua de su taza de té. Siempre era la misma figura borrosa, una sombra apenas perceptible que parecía seguirla a todas partes. Al principio intentó convencerse de que era producto de su imaginación, de los nervios causados por la tormenta y la soledad de la casa. Pero conforme pasaban los días, la sensación de ser observada se volvía más intensa, más real.
Una tarde, mientras se encontraba frente al espejo del salón, la figura en el reflejo pareció cobrar vida por un instante. Laura vio cómo unos ojos fríos la miraban fijamente desde las sombras, cómo una sonrisa siniestra se dibujaba en unas facciones difusas. Un grito ahogado escapó de sus labios al ver aquella imagen perturbadora, y al instante la figura desapareció, dejándola temblando en medio de la habitación. ¿Quién era aquel extraño en el reflejo? ¿Por qué la acechaba desde la oscuridad?
Desenlace: La verdad detrás del espejo
Decidida a descubrir la verdad, Laura investigó a fondo la historia de la antigua casa en la que vivía. Descubrió que décadas atrás, un hombre solitario había habitado aquel lugar, un hombre obsesionado con los espejos y las sombras. Se decía que practicaba antiguos rituales para comunicarse con entidades del más allá a través de los reflejos, buscando respuestas a preguntas prohibidas. Y aunque su cuerpo ya no habitaba la casa, su espíritu inquieto continuaba vagando en busca de una nueva víctima.
Con el corazón lleno de determinación, Laura enfrentó al extraño en el reflejo. En una noche de luna llena, encendió velas y trazó símbolos protectores frente al espejo del salón, desafiando a la presencia invisible a mostrarse en toda su plenitud. Y así fue como, entre las sombras y los susurros del viento, el hombre del pasado se materializó ante ella, con ojos hambrientos de conocimiento y una sonrisa helada en los labios.
Sin miedo ya, Laura le preguntó lo que tanto ansiaba saber: ¿Por qué la había elegido a ella como su nueva obsesión? Y la respuesta que recibió fue tan escalofriante como liberadora. El extraño en el reflejo no buscaba hacerle daño, sino encontrar en ella la valentía necesaria para trascender los límites del mundo tangible, para adentrarse en el reino de lo desconocido sin temor ni prejuicios.
Con un suspiro de resignación, el hombre desapareció en una ráfaga de viento, dejando a Laura con más preguntas que respuestas. ¿Quién era en realidad aquel extraño en el reflejo? ¿Y qué significaba su presencia en su vida? Aunque el misterio seguía sin resolverse por completo, Laura sabía que ahora poseía el coraje para enfrentar cualquier sombra que se interpusiera en su camino, guiada por la luz de su propia determinación.
Así terminó la historia de Laura y el extraño en el reflejo, una historia de terror y redención que perduraría en la memoria de aquellos dispuestos a desafiar los límites de lo cotidiano y adentrarse en el oscuro abismo del alma humana. ¿Y tú, querido lector, te atreverías a mirar más allá de tu propio reflejo y descubrir la verdad que se oculta en las sombras?