Título: La mirada eterna
# Introducción:
En un pequeño pueblo rodeado de bosques densos y misteriosos, se contaba la leyenda del hombre que siempre mira. Se decía que su presencia era palpable en las noches más oscuras, cuando la luna apenas se asomaba entre las ramas retorcidas de los árboles. Nadie sabía quién era ni de dónde provenía, pero su mirada fría y penetrante había sembrado el temor en los corazones de los habitantes del lugar.
# Nudo:
Una joven llamada Sofía comenzó a experimentar la sensación de ser observada constantemente, incluso en los lugares más recónditos e inaccesibles del pueblo. Al principio creyó que era producto de su imaginación, pero conforme pasaban los días, la certeza de que alguien la acechaba se apoderaba de su mente. Una noche, al regresar a su hogar después de una larga jornada de trabajo en la biblioteca local, se topó con una figura alta y siniestra parada en medio de la calle desierta. El hombre que siempre mira la observaba fijamente, con unos ojos vacíos que parecían traspasar su alma.
# Desenlace:
Sofía intentó huir, pero una fuerza invisible la mantenía paralizada frente al hombre que siempre mira. Con un gesto lento y cadencioso, la figura se acercó a ella, dejando un rastro de terror a su paso. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, susurró unas palabras ininteligibles que resonaron en los oídos de la joven como un eco macabro. De repente, todo se volvió negro a su alrededor y perdió el conocimiento.
Al despertar, Sofía se encontraba sola en medio del bosque, con la luna llena iluminando su rostro pálido y asustado. No recordaba cómo había llegado hasta allí ni qué había sucedido con el hombre que siempre mira. Temblando de miedo, se puso en pie y comenzó a caminar en dirección al pueblo, rezando para no volver a encontrarse con aquella presencia maligna.
Días después, los habitantes del lugar descubrieron el cuerpo sin vida de Sofía en las profundidades del bosque, con una expresión de horror grabada en su rostro. Algunos afirmaron haber visto al hombre que siempre mira rondando por los alrededores, como si esperara a su próxima víctima. Desde entonces, nadie se atrevió a adentrarse en aquellos bosques prohibidos, temiendo despertar la ira de una entidad cuya mirada era capaz de devorar almas.
El misterio del hombre que siempre mira perduró en la memoria de los lugareños, convirtiéndose en una historia macabra que se transmitía de generación en generación. ¿Quién era en realidad ese ser sobrenatural? ¿Qué buscaba con su mirada eterna? Las respuestas quedaron sepultadas en la oscuridad de la noche, donde solo los valientes osaban aventurarse en busca de la verdad oculta tras los ojos vacíos de aquel enigmático espectro.