# Introducción: La presencia en la ventana
Desde hacía semanas, los vecinos del pequeño pueblo de Valdelosbos murmuraban sobre la extraña figura que se dejaba ver por las noches en una de las viejas casas abandonadas de la calle principal. Se decía que era un niño, pero nadie sabía quién era ni de dónde había salido. Su presencia en la ventana, con sus ojos oscuros fijos en el horizonte, generaba un escalofrío que recorría la espalda de quienes se atrevían a mirar en dirección a aquella casa.
# Nudo: El misterio detrás del niño de la ventana
La curiosidad pudo más que el miedo para Alicia, una joven periodista recién llegada al pueblo en busca de historias que contar en su blog. Intrigada por los rumores que rodeaban al misterioso niño de la ventana, decidió investigar por su cuenta. Una noche, armada con su cámara y su grabadora, se acercó sigilosamente a la casa abandonada. La oscuridad era densa, apenas rota por la luz de la luna que se filtraba entre las ramas de los árboles.
Al llegar a la casa, Alicia pudo ver al niño de la ventana, tan real y palpable como en los relatos de los vecinos. Sus facciones pálidas y su cabello oscuro caían sobre su rostro, creando una imagen fantasmagórica que heló la sangre de la joven. Sin embargo, algo en la mirada del niño la atrajo irremediablemente. Sin pensarlo dos veces, levantó su cámara y empezó a tomar fotografías, sintiendo una extraña conexión con aquel ser enigmático.
Durante varias noches, Alicia volvió a la casa abandonada, obsesionada con descubrir la verdad detrás del niño de la ventana. Cada vez que lo veía, parecía más cerca, más real. Sus ojos parecían implorar algo, pero ¿qué era? La joven periodista sentía una mezcla de fascinación y temor que la consumía por dentro, sin poder alejarse de aquella presencia que la había obsesionado por completo.
# Desenlace: El pacto silencioso
Una noche, cuando la luna brillaba en lo alto del cielo, Alicia se acercó una vez más a la casa abandonada. Esta vez, el niño de la ventana no estaba solo. A su lado, una sombra oscura se alzaba amenazante, con los ojos brillantes fijos en la joven. Un escalofrío recorrió su espina dorsal al darse cuenta de que aquello no era humano, no pertenecía a este mundo.
En un acto de valentía temeraria, Alicia se acercó al niño y la sombra, dispuesta a desvelar el misterio que los rodeaba. Fue entonces cuando el niño extendió su mano hacia ella, con una sonrisa triste en los labios. Sin saber por qué, Alicia tomó su mano, sintiendo una corriente eléctrica recorrer su cuerpo. En ese momento, una sensación de comprensión y terror se apoderó de ella.
En un parpadeo, la casa abandonada desapareció a su alrededor, dejando a Alicia y al niño en un lugar desconocido. El silencio era abrumador, solo roto por las palabras susurradas del niño: «Gracias por liberarme». Con esas palabras, el niño desapareció ante los ojos de la joven, dejándola sola en un vacío sin fin.
Alicia regresó al pueblo con la mente confusa y el corazón lleno de incertidumbre. ¿Había sido todo un sueño, una ilusión producida por su mente atormentada? O ¿había liberado a una entidad atrapada en aquel lugar desde tiempos inmemoriales? La respuesta quedó suspendida en el aire, como un eco lejano que resonaba en los rincones más oscuros de su alma.
El niño de la ventana siguió siendo un enigma sin resolver, una historia que nunca encontraría su final definitivo en la mente de quienes se atrevieron a escucharla. Y así, Valdelosbos guardó en su memoria el recuerdo de aquella presencia enigmática que, aunque desaparecida, seguiría observando desde la ventana de lo desconocido.
Con esta historia concluye el relato del niño de la ventana, una historia que desafía las fronteras entre lo real y lo sobrenatural, entre la luz y la oscuridad. ¿Estás listo para enfrentarte a tus propios miedos y descubrir la verdad que se esconde detrás de la ventana de tu propia percepción? Solo tú puedes decidir si estás preparado para adentrarte en el abismo de lo desconocido y enfrentar al niño de la ventana.