# El sonido en el corredor vacío
Había algo inquietante en la casa de los Williams. Desde que se mudaron a esa vieja mansión abandonada en las afueras del pueblo, extraños sucesos habían comenzado a perturbar su tranquilidad. Pero lo que más inquietaba a la familia era el misterioso sonido que provenía del corredor vacío todas las noches.
# La llegada de los Williams a la mansión
La mañana en que los Williams llegaron a la mansión, el cielo estaba encapotado y un viento gélido soplaba entre los árboles marchitos que rodeaban la propiedad. La casa, con su fachada de piedra cubierta de musgo, parecía observarlos con ojos oscuros y silenciosos.
Al entrar, un escalofrío recorrió la espalda de la señora Williams, como si un susurro invisible le advirtiera de que no estaban solos en aquel lugar. Los muebles polvorientos y las telarañas que colgaban del techo contribuían a crear una atmósfera lúgubre y opresiva.
Pero fue al anochecer, cuando el reloj marcaba la medianoche, que el sonido en el corredor vacío se manifestó por primera vez. Un eco sordo, como el arrastrar de cadenas, resonó en la oscuridad, helando la sangre de los presentes y sembrando la semilla del terror en sus corazones.
# El misterio del sonido en el corredor vacío
Los Williams intentaron ignorar el sonido al principio, creyendo que era simplemente una manifestación de la antigüedad de la casa. Sin embargo, cada noche se volvía más intenso, más persistente, como si algo o alguien quisiera comunicarse con ellos desde las sombras.
La hija menor, Emily, era la más afectada por el misterioso sonido. No podía conciliar el sueño, atormentada por pesadillas en las que una figura encapuchada acechaba en el corredor vacío, sus ojos brillando con una luz sobrenatural.
Una noche, impulsada por una fuerza desconocida, Emily decidió seguir el sonido hasta su origen. Con una linterna en mano, cruzó el umbral de su habitación y se adentró en la oscuridad del corredor vacío. El sonido, ahora más fuerte que nunca, la guiaba como una sirena hacia lo desconocido.
# La revelación en el desenlace
Al final del corredor, Emily descubrió una puerta oculta tras un tapiz raído. Con manos temblorosas, abrió la puerta y se encontró en una habitación sepulcral, iluminada por velas titilantes. En el centro, un espejo antiguo reflejaba su imagen distorsionada, sus ojos llenos de terror.
Frente al espejo, una figura encapuchada se erguía, su rostro oculto en las sombras. Con voz susurrante, la figura le habló a Emily, revelándole la verdad detrás del sonido en el corredor vacío. Una verdad tan aterradora que hizo tambalear los cimientos de su cordura.
El final de la historia permanece en la penumbra, dejando al lector con la incertidumbre de lo que realmente sucedió en aquella mansión embrujada. ¿Qué secreto guardaba el corredor vacío? ¿Qué destino aguardaba a los Williams en su nuevo hogar?
Solo aquellos valientes que se atrevan a adentrarse en la oscuridad podrán descubrir la respuesta, pero cuidado, pues a veces es mejor dejar que los misterios permanezcan sin resolver, en la penumbra de nuestros temores más profundos.