Introducción: El Llamado de la Oscuridad
Era una noche fría y brumosa, el silencio reinaba en la estación de tren abandonada. Las ventanas rotas dejaban pasar un débil resplandor de la luna, iluminando los viejos rieles cubiertos de maleza. Desde hace décadas, nadie se atrevía a acercarse a este lugar maldito, donde se decía que los espíritus de aquellos que nunca encontraron su destino final seguían vagando en busca de redención.
Nudo: El Viaje Sin Retorno
En medio de la desolación, se escuchó un sonido siniestro que rompió el silencio de la noche. Un tren fantasmal emergió lentamente de la neblina, con sus vagones oxidados crujiendo y chirriando como si fueran huesos quebrados. Nadie sabía de dónde provenía aquel tren ni hacia dónde se dirigía, pero una fuerza inexplicable atrajo a un grupo de curiosos que se acercaron con temor y fascinación.
Las puertas de los vagones se abrieron solas, invitando a los valientes a subir a bordo. Algunos se resistieron, sintiendo en lo más profundo de sus almas que aquella era una trampa mortal, pero otros, impulsados por la curiosidad o por un impulso desconocido, se aventuraron a entrar en el tren que nunca llegó.
A medida que el tren avanzaba por vías que parecían no tener fin, los pasajeros notaron que el paisaje que veían por las ventanas era cada vez más extraño y distorsionado. Árboles retorcidos y sin hojas se erguían en un cielo rojizo, mientras figuras incorpóreas se agitaban en la oscuridad, susurrando palabras incomprensibles que helaban la sangre.
Desenlace: El Destino Incierto
El tiempo parecía desdibujarse dentro del tren, los relojes se detenían y las sombras cobraban vida propia. Algunos pasajeros empezaron a sentirse mareados y confundidos, como si estuvieran perdiendo la cordura en aquel viaje sin retorno. Intentaron desesperadamente abrir las puertas para escapar, pero encontraron solo paredes interminables que parecían cerrarse a su alrededor.
Finalmente, el tren comenzó a desacelerar y se detuvo en medio de la nada, en un lugar que no figuraba en ningún mapa ni en ninguna dimensión conocida. Las luces parpadearon y se apagaron, sumiendo a los pasajeros en la total oscuridad. Un grito desgarrador resonó en el vagón, seguido de un silencio sepulcral que indicaba que algo terrible había ocurrido.
Cuando las luces volvieron a encenderse, los pasajeros descubrieron con horror que ya no estaban solos en el tren. Figuras espectrales los rodeaban, con rostros demacrados y ojos sin vida que los contemplaban con una sed insaciable. Entonces, una voz susurrante se alzó en la penumbra, anunciando que habían llegado al fin del viaje, pero que nunca encontrarían el camino de regreso.
Y así, el tren que nunca llegó desapareció en la oscuridad, llevándose consigo a aquellos incautos viajeros que osaron desafiar a lo desconocido. ¿Dónde los condujo realmente aquel misterioso viaje? Nadie lo sabe con certeza, pero se dice que aún se escuchan sus lamentos en las noches de luna llena, recordando a los vivos que el precio de la curiosidad puede ser más alto de lo que jamás imaginaron.