La Figura Que No Desaparece

La figura en la oscuridad

En un pequeño pueblo rodeado por el espeso bosque, se escondía una casa abandonada que estaba envuelta en misterio. La leyenda contaba que en aquella casa vivía una figura sombría y temible que nunca desaparecía, una presencia que acechaba a quienes se atrevían a acercarse demasiado. Los lugareños evitaban pasar cerca de ella, temerosos de despertar a la figura siniestra que habitaba en su interior. Pero un grupo de jóvenes insensatos decidió desafiar a la oscuridad y adentrarse en aquel lugar encantado.

El secreto revelado

Los jóvenes caminaron con temor por el sendero que llevaba a la casa abandonada, sintiendo cómo la noche los envolvía en su manto oscuro y silencioso. Al llegar a la entrada, una sensación de opresión los invadió, pero su curiosidad los empujó a entrar. La casa estaba en ruinas, con muebles cubiertos de polvo y telarañas que crujían bajo sus pies. De repente, un escalofrío recorrió sus espaldas al escuchar un susurro siniestro que parecía provenir de las sombras.

Avanzaron con cautela por los pasillos angostos, iluminando su camino con linternas temblorosas. En una habitación al final del pasillo, encontraron una figura encapuchada de pie en medio de la penumbra. Su presencia era inquietante, emanaba una energía oscura que helaba la sangre. Los jóvenes sintieron pánico al darse cuenta de que la figura no se movía, como si estuviera petrificada en el tiempo.

Al acercarse, vieron que la figura tenía un rostro cadavérico y ojos vacíos que parecían mirar más allá de la realidad. De repente, la figura levantó un brazo esquelético y señaló hacia una puerta oculta en la pared, revelando un oscuro pasadizo desconocido para ellos. Un murmullo susurrante llenó la habitación, instándolos a seguir adelante y descubrir el secreto que yacía oculto en lo profundo de la casa abandonada.

La elección final

Los jóvenes intercambiaron miradas nerviosas antes de decidir adentrarse en el pasadizo misterioso. La oscuridad era abrumadora, solo iluminada por el débil resplandor de sus linternas. El aire estaba cargado de una presencia ominosa que los hacía retroceder, pero algo los impulsaba a continuar avanzando hacia lo desconocido.

A medida que exploraban el pasadizo, descubrieron antiguos pergaminos y extraños símbolos tallados en las paredes, indicando que aquel lugar tenía una historia macabra y perturbadora. Finalmente, llegaron a una sala oculta donde encontraron un altar cubierto de velas encendidas y una figura ennegrecida que parecía aguardar su llegada.

La figura les habló con una voz susurrante, revelando la verdad detrás de su existencia etérea. Les contó que había sido una alma atrapada en la oscuridad por siglos, condenada a guardar un antiguo secreto que podía cambiar el destino del mundo. Les ofreció una elección: abandonar la casa y olvidar todo lo que habían visto, o enfrentarse a las consecuencias de desvelar el misterio oculto en las sombras.

Los jóvenes se miraron unos a otros, sintiendo el peso de su decisión sobre sus hombros. Podían sentir la mirada penetrante de la figura en la oscuridad, aguardando su respuesta con impaciencia. Finalmente, tomaron una decisión valiente y desafiaron al destino, eligiendo descubrir la verdad sin importar las consecuencias.

Y así, la figura en la oscuridad desapareció lentamente, liberando su espíritu atrapado y permitiendo que la luz inundara la casa abandonada. Los jóvenes salieron al exterior, sabiendo que habían desencadenado fuerzas más allá de su comprensión. Mientras el sol se alzaba en el horizonte, dejaron atrás la casa encantada, preguntándose qué nuevos horrores les aguardaban en el futuro incierto que habían desatado.

El misterio de la figura que no desaparecía seguía vivo en sus mentes, recordándoles que algunas verdades son mejor dejarlas en la oscuridad, donde yacen los secretos más antiguos y aterradores de la humanidad.

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