Introducción: La Luz Inicial
En lo profundo de un bosque embrujado, donde los árboles se arrastraban retorciéndose como sombras vivientes y el viento susurraba secretos antiguos, se alzaba una cabaña abandonada. Su estructura desgastada por el paso del tiempo y las historias de terror que la rodeaban, hacían de aquel lugar un sitio maldito para los habitantes del pueblo cercano. Se decía que en su interior acechaba una presencia malévola, una fuerza oscura que consumía la luz y desataba el terror en todo aquel que osara adentrarse en sus entrañas.
Nudo: El Resplandor Perdido
Una noche de luna llena, tres valientes jóvenes decidieron desafiar la superstición y enfrentarse a la cabaña abandonada. Ignorando las advertencias de los lugareños, se adentraron en el bosque con linternas temblorosas y corazones llenos de excitación y miedo.
Al llegar a la cabaña, una sensación helada recorrió sus espaldas, pero su curiosidad les impulsó a entrar. Al hacerlo, descubrieron que el interior estaba cubierto de polvo y telarañas, como si el lugar hubiera sido olvidado por el tiempo. Sin embargo, algo en el ambiente les hacía sentirse observados, como si una mirada invisible les siguiera en cada rincón.
De repente, una luz tenue comenzó a brillar en el centro de la habitación. Era un resplandor pálido y fantasmal que llenaba el espacio con una atmósfera irreal. Los jóvenes se acercaron con cautela, sintiendo cómo el frío se intensificaba a su alrededor. La luz parecía llamarles, atrayéndoles hacia un destino desconocido y aterrador.
Desenlace: El Destino Oscuro
Con cada paso que daban hacia la luz, las sombras se agitaban a su alrededor, susurros ininteligibles llenaban el aire y una sensación de desesperación les invadía. Sin embargo, la curiosidad y la fascinación les empujaban hacia adelante, incapaces de resistirse al poder hipnótico de la luz que desaparece.
Finalmente, llegaron al origen de aquel resplandor. En el suelo, yacía una antigua lámpara de aceite, cuya llama parpadeaba débilmente como un eco de tiempos olvidados. Al acercarse para examinarla, un estremecimiento recorrió sus cuerpos al notar que la lámpara estaba vacía, sin aceite que la alimentara. Sin embargo, la llama seguía ardiendo, consumiendo una luz que no provenía de este mundo.
En ese momento, sintieron cómo la habitación temblaba a su alrededor, como si el espacio mismo se retorciera en una dimensión desconocida. La luz comenzó a desvanecerse lentamente, devorada por las sombras que se cerraban sobre ellos. En un instante, todo quedó sumido en la oscuridad total, dejando a los jóvenes perdidos en un abismo de tinieblas.
Mientras sus voces se apagaban en gritos desesperados, la cabaña abandonada volvió a sumirse en el silencio sepulcral, guardando para siempre el misterio de la luz que desaparece y las almas perdidas que se atrevieron a desafiarla. ¿Qué destino les aguardaba en la oscuridad eterna? Esa respuesta queda en la mente del lector, invitado a imaginar los horrores que acechan en las sombras más allá de la luz perdida.