La puerta que no se abre
Introducción: La casa abandonada
En un pequeño pueblo rodeado de espesos bosques y neblina perpetua, se alzaba una casa abandonada que intrigaba a todos los habitantes. Se decía que en su interior habitaban sombras antiguas y susurros del pasado. Sin embargo, lo que más llamaba la atención era una puerta en el tercer piso que se negaba a abrirse. Los más valientes se aventuraban a acercarse, pero ningún intento por abrir aquella puerta había tenido éxito. Una sensación de miedo y curiosidad se apoderaba de aquellos que se atrevían a contemplarla desde el exterior.
Nudo: El secreto oculto
Un grupo de amigos adolescentes, ansiosos por desafiar lo desconocido, decidió explorar la misteriosa casa abandonada en una oscura noche de luna llena. Armados con linternas temblorosas, se adentraron en el interior de la morada, dejando atrás el eco de sus pasos y el crujir de las tablas podridas. Al llegar al tercer piso, se encontraron frente a la puerta sellada. Intrigados y decididos a resolver el enigma, intentaron abrirla con todas sus fuerzas, pero esta permanecía inamovible, como si estuviera sellada por una fuerza sobrenatural.
El tiempo pareció detenerse dentro de la casa, y los amigos comenzaron a percibir susurros y sombras que se movían en las paredes. El ambiente se volvió cada vez más denso, y una sensación de opresión los envolvía. En medio de la tensión creciente, uno de los jóvenes notó un símbolo grabado en la madera de la puerta, un antiguo lenguaje que parecía pedir algo a cambio de revelar su secreto.
Desenlace: La elección final
Sin saber qué hacer, los jóvenes se vieron obligados a tomar una decisión crucial. ¿Deberían regresar por donde vinieron y olvidar lo ocurrido? ¿O deberían arriesgarse a descubrir el misterio que se escondía tras la puerta que no se abre? Con el corazón latiendo con fuerza y el miedo recorriendo sus venas, decidieron aceptar el desafío y buscar la respuesta al enigma.
Con un último esfuerzo, uno de los amigos pronunció las palabras inscritas en el símbolo. Un destello de luz surgió de la cerradura, y la puerta se abrió lentamente, revelando una habitación antigua cubierta de polvo y sombras. En el centro de la estancia, una figura encapuchada les aguardaba, sus ojos brillando con una luz sobrenatural.
Ante la presencia imponente, los jóvenes sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos, pero en lugar de sentir terror, experimentaron una extraña sensación de paz. La figura les habló en un lenguaje ancestral, contándoles la historia de la casa y su conexión con el más allá. Les reveló secretos olvidados y promesas rotas, y les advirtió sobre el peligro que acechaba en las sombras.
Al terminar su relato, la figura desapareció en un destello de luz, y la puerta se cerró lentamente detrás de ellos. Los amigos salieron de la casa con el corazón lleno de incertidumbre y asombro, preguntándose si lo que habían presenciado era real o simplemente fruto de su imaginación.
Al amanecer, la casa abandonada quedó sumida en el silencio, con la puerta que no se abre custodiando sus secretos por la eternidad. Y aunque los jóvenes nunca volvieron a hablar de lo ocurrido, una sensación de intriga y fascinación por lo desconocido les acompañaría el resto de sus días.
Fin