El Grito Bajo La Lluvia

Introducción: La Tormenta Anunciadora

La noche caía sobre el pequeño pueblo de Villa Lluviosa envuelto en la oscuridad y el susurro de la lluvia que golpeaba implacablemente los tejados de las casas. Era una noche como cualquier otra, al menos eso creían sus habitantes, quienes ignoraban la pesadilla que se cernía sobre ellos.

En la casa de la colina, la anciana Marta observaba con recelo el cielo encapotado, presintiendo algo siniestro en el aire. Sus arrugadas manos temblaban ligeramente mientras preparaba una taza de té caliente, tratando de ahuyentar el frío que le calaba los huesos. De repente, un grito desgarrador resonó en la lejanía, un grito tan agudo y desesperado que heló la sangre de Marta. Era un presagio de lo que estaba por venir.

Nudo: Susurros en la Penumbra

Al día siguiente, la gente de Villa Lluviosa despertó sobresaltada por el eco del grito que había resonado en la noche. Algunos lo atribuyeron a una simple pesadilla, otros lo achacaron al viento que soplaba con fuerza. Pero Marta sabía que algo oscuro se escondía entre las sombras, algo que solo podía ser revelado bajo la lluvia torrencial.

Durante los días siguientes, extraños sucesos comenzaron a perturbar la tranquilidad del pueblo. Las luces parpadeaban inexplicablemente, objetos desaparecían misteriosamente y se escuchaban risas malévolas en los callejones vacíos. Marta intentó advertir a sus vecinos del peligro que se acercaba, pero nadie parecía dispuesto a creer en sus palabras.

Una noche, mientras la lluvia caía con furia sobre el pueblo, Marta decidió adentrarse en el bosque oscuro que rodeaba Villa Lluviosa. Guiada por un impulso desconocido, siguió el sonido de un grito ahogado que parecía llamarla desde lo más profundo del bosque. La oscuridad la abrazaba con sus garras heladas, pero Marta no retrocedió, sabía que debía enfrentar su destino.

Desenlace: El Misterio Sin Resolver

Finalmente, Marta llegó a un claro en el bosque donde una figura encapuchada la esperaba en silencio. La lluvia caía sin piedad sobre ellos, mezclando sus lágrimas con el agua que empapaba sus rostros. La figura levantó lentamente la capucha, revelando unos ojos sin brillo que parecían contener todo el sufrimiento del mundo.

«¿Quién eres?», preguntó Marta con voz temblorosa.

La figura susurró palabras ininteligibles que se perdieron en el rugido de la tormenta. Marta sintió un escalofrío recorrer su espalda, una sensación de que estaba frente a algo más antiguo y poderoso que cualquier ser humano. Sin mediar palabra, la figura extendió la mano hacia Marta, invitándola a unirse a él en la eternidad de la noche.

Marta cerró los ojos y sintió cómo una fuerza invisible la arrastraba hacia el abismo. El grito bajo la lluvia resonó una vez más, esta vez en sus propios labios, mientras se sumergía en la oscuridad sin fin.

El pueblo de Villa Lluviosa amaneció sumido en el desconcierto, sin rastro de Marta ni de la figura misteriosa que la había arrastrado consigo. Algunos dicen que la anciana encontró la paz que tanto ansiaba, otros aseguran que se convirtió en un espíritu errante que vaga por el bosque en noches de tormenta. La verdad sigue sin desvelarse, oculta bajo el manto de la lluvia que sigue cayendo sobre el pueblo, recordando a todos que la oscuridad siempre acecha en los rincones más inesperados. Y que, a veces, el grito bajo la lluvia puede ser el último susurro de aquellos que han cruzado el umbral hacia lo desconocido.

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