# Introducción: El susurro en la oscuridad
Era una noche fría y lluviosa. Los relámpagos iluminaban de manera intermitente la habitación, creando sombras siniestras que se movían por las paredes. María, una joven estudiante universitaria, se retorcía inquieta en su cama. Había algo en el aire esa noche, algo que le helaba la sangre en las venas y le ponía la piel de gallina. Trató de ignorar la sensación de que no estaba sola en su habitación, pero los susurros débiles que parecían provenir del armario a los pies de su cama la tenían al borde de un ataque de nervios.
# Nudo: El hombre en el armario
Cada noche, María escuchaba los susurros cada vez más claros. Palabras indescifrables que resonaban en su mente, haciéndola dudar de su propia cordura. Se convenció de que era su imaginación, fruto del estrés de los exámenes finales y las largas noches de estudio. Pero una noche, cuando la tormenta arreciaba con furia y los truenos retumbaban en el cielo, decidió enfrentar su miedo y abrir el armario. Al hacerlo, descubrió con horror que dentro no había ropa ni objetos almacenados, sino un hombre de aspecto cadavérico y ojos vacíos que la miraba fijamente.
# Desenlace: La sombra en la mente
El hombre en el armario no dijo una palabra. Simplemente seguía mirando a María con una expresión inexpresiva. Con el corazón en un puño, María retrocedió lentamente, sintiendo un miedo indescriptible que le paralizaba todo el cuerpo. Sin apartar la vista del extraño ser, salió corriendo de la habitación y se encerró en el baño. Allí, temblando de terror, trató de recomponer sus pensamientos y encontrar una explicación lógica para lo que acababa de presenciar.
Pasaron horas antes de que María se atreviera a salir del baño. Cuando lo hizo, encontró su habitación en silencio y aparentemente vacía. Sin rastro del hombre en el armario. Pero la sensación de presencia fantasmal persistía, como una sombra acechante en su mente. Desde aquella noche, María nunca más pudo dormir tranquila. Los susurros continuaron atormentándola, recordándole la figura del hombre en el armario y la certeza de que algo oscuro y siniestro la observaba desde las sombras.
El misterio del hombre en el armario nunca fue resuelto. Algunos dicen que era un espíritu atormentado en busca de redención, otros que era una entidad demoníaca atrapada en nuestro mundo. María prefirió no indagar más en el asunto, dejando que el enigma se perdiera en la oscuridad de su mente. Pero cada noche, al cerrar los ojos, todavía escuchaba los susurros del hombre en el armario, recordándole que el terror puede acechar en los lugares más inesperados.