El Visitante De Medianoche

# Introducción: El susurro de la oscuridad

Se cuenta en el pequeño pueblo de Davenport sobre la presencia del Visitante de Medianoche, una entidad misteriosa que solo se deja ver en las noches más oscuras y silenciosas. Nadie sabe a ciencia cierta quién es ni de dónde viene, pero todos coinciden en que su presencia trae consigo un aura de terror y desasosiego.

Entre los lugareños, corre el rumor de que aquellos que han tenido la desgracia de cruzarse con el Visitante de Medianoche han sufrido desdichas inexplicables o incluso han desaparecido sin dejar rastro. Es por ello que la mayoría de las personas evitan salir de sus casas cuando la luna se alza en lo alto del cielo y las sombras se alargan peligrosamente.

# Nudo: La sombra en la penumbra

Una fría noche de otoño, Julieta, una joven valiente y curiosa, decidió desafiar el tabú que rodeaba al Visitante de Medianoche. Intrigada por las historias que había escuchado desde niña, se aventuró a recorrer los solitarios senderos del bosque cercano al pueblo cuando el reloj marcaba la medianoche.

A medida que avanzaba entre los árboles retorcidos y la bruma se espesaba a su alrededor, Julieta comenzó a percibir un susurro inquietante que parecía provenir de la misma oscuridad. Su corazón latía con fuerza en su pecho, pero su determinación la impulsaba a seguir adelante, ansiosa por descubrir la verdad detrás del legendario Visitante.

De repente, una sombra se deslizó entre los árboles, tan rápida y sigilosa que casi pasó desapercibida. Julieta contuvo el aliento, sintiendo un escalofrío recorrer su espina dorsal. ¿Sería aquella la temida presencia del Visitante de Medianoche, o simplemente su imaginación jugándole una cruel pasada en la oscuridad de la noche?

# Desenlace: La huella en la niebla

La silueta se detuvo ante Julieta, envuelta en un halo de misterio y malevolencia. Un frío intenso la invadió, paralizándola en su lugar mientras los ojos oscuros del Visitante parecían penetrar su alma con una mirada gélida y sin compasión. Sin mediar palabra, extendió una mano huesuda hacia ella, como invitándola a unirse a su siniestra danza en las tinieblas.

En ese instante, un destello de valentía iluminó el rostro de Julieta. Con el corazón en un puño, se armó de coraje y enfrentó al Visitante de Medianoche, desafiando su poder con una determinación férrea. La criatura emitió un susurro gutural que heló la sangre de la joven, pero esta no retrocedió.

Finalmente, la sombra se desvaneció entre la niebla, dejando tras de sí una estela de misterio y terror. Julieta regresó al pueblo con la certeza de que había desafiado al mal en su forma más pura y oscura, y aunque nunca más volvió a ver al Visitante de Medianoche, su presencia quedó grabada en lo más profundo de su ser.

El pueblo de Davenport nunca volvió a ser el mismo después de aquella noche, y muchos se preguntan si la visita de Julieta al mundo de las sombras fue solo un sueño o si en realidad despertó a una entidad ancestral que acecha en la noche, esperando a nuevos visitantes valientes que se atrevan a desafiarla.

Así termina la leyenda del Visitante de Medianoche, perdida en los anales del tiempo y en la memoria de aquellos que se atreven a adentrarse en los rincones más oscuros de la mente humana, donde el misterio y el terror se entrelazan en un baile eterno de luces y sombras.

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