El Pozo De Los Lamentos

Introducción: El susurro de las sombras

Había un pequeño pueblo enclavado en medio de un bosque espeso y oscuro, donde las sombras parecían cobrar vida propia al caer la noche. La leyenda local hablaba de un antiguo pozo situado en lo más profundo del bosque, conocido como «El pozo de los lamentos». Se decía que aquellos que se aventuraban a acercarse a él podían escuchar los lamentos de almas atrapadas en su interior, susurros que helaban la sangre y enloquecían a quienes se atrevían a escucharlos.

Nudo: La oscuridad acechante

Una noche de luna llena, un grupo de jóvenes valientes decidió desafiar las advertencias y adentrarse en el bosque en busca del misterioso pozo. Con antorchas en mano y corazones llenos de valentía fingida, se internaron en la oscuridad, siguiendo un sendero apenas visible entre los árboles retorcidos. A medida que avanzaban, el ambiente se volvía cada vez más opresivo, como si las sombras los observaran con malévola satisfacción.

Al fin, llegaron al claro donde se alzaba el temido pozo de los lamentos. Una extraña quietud reinaba en el lugar, solo interrumpida por el suave murmullo del viento entre las ramas. Los jóvenes intercambiaron miradas nerviosas, preguntándose si realmente habían hecho bien en llegar hasta allí. Sin embargo, la curiosidad y el deseo de desafiar lo desconocido los empujaba a acercarse más y más al borde del pozo.

De repente, uno de ellos dejó escapar un grito gutural y cayó de rodillas, sujetándose la cabeza con ambas manos. Sus compañeros se acercaron alarmados, viendo cómo su rostro se contorsionaba en una mueca de dolor indescriptible.

Desenlace: El eco de los lamentos eternos

El joven que yacía en el suelo comenzó a balbucear palabras ininteligibles, entre sollozos y gemidos lastimeros. Sus amigos intentaron ayudarlo, pero era como si algo invisible lo retuviera en su tortura. De repente, el viento cambió de dirección y un escalofriante lamento resonó en el claro, haciéndoles estremecer hasta lo más profundo de sus almas.

Fue entonces cuando comprendieron la verdadera naturaleza del pozo de los lamentos. No era solo un lugar embrujado por antiguas tragedias, sino un receptáculo de dolor y sufrimiento, un portal hacia un reino de eterna oscuridad donde las almas atormentadas vagaban sin descanso. Con el corazón lleno de terror, los jóvenes huyeron del lugar, sabiendo que habían despertado a fuerzas que jamás debieron perturbar.

Y así, el pozo de los lamentos quedó una vez más en silencio, aguardando a nuevos incautos que osaran desafiar su poder. Porque en aquel bosque olvidado, las sombras guardan secretos ancestrales y los lamentos de los condenados nunca dejan de resonar en la noche eterna.

Fin.

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