La Luz En El ático

Introducción

Había una casa antigua, en lo profundo del bosque, rodeada por un aura de misterio y sombras que parecían danzar al compás del viento. Sus muros de piedra parecían susurrar secretos olvidados y sus ventanas siempre permanecían cerradas, como si escondieran algo terrorífico detrás de ellas. Pero lo que más intriga generaba en la pequeña comunidad era el ático de aquella casa, donde una luz tenue se encendía todas las noches, sin explicación alguna.

Nudo

Era una noche oscura y tormentosa, con relámpagos iluminando el cielo y truenos retumbando en la lejanía. Un grupo de valientes amigos decidieron desafiar su miedo y adentrarse en la casa abandonada en busca de respuestas. Armados únicamente con linternas y una valentía temeraria, cruzaron el umbral de la puerta principal y se adentraron en las profundidades de la morada.

Los pasillos resonaban con sus pasos, el suelo crujía bajo sus pies y el viento soplaba frío a través de las grietas de las paredes. Finalmente, llegaron al pie de la escalera que conducía al ático, y allí, una tenue luz parpadeaba, invitándolos a subir. Con el corazón en un puño, comenzaron a ascender lentamente, cada escalón parecía eterno, como si el tiempo se hubiera detenido en aquel lugar.

Al llegar al ático, la luz brillaba con intensidad, iluminando la habitación con un resplandor maligno. En el centro, una figura encapuchada estaba de pie, su rostro oculto entre las sombras. Un escalofrío recorrió la espalda de los intrépidos exploradores, mientras la figura levantaba lentamente un brazo y señalaba hacia una esquina del cuarto.

Allí, entre montones de cajas polvorientas, yacía un antiguo libro encuadernado en piel humana, con extraños símbolos grabados en su portada. Con manos temblorosas, uno de los amigos se acercó y abrió el libro, revelando antiguas historias de sacrificios y pactos demoníacos que habían tenido lugar en aquel mismo lugar, siglos atrás.

Desenlace

El misterio de la luz en el ático había sido revelado, pero a costa de despertar fuerzas oscuras que ahora acechaban a los intrusos. La figura encapuchada se desvaneció en las sombras, dejando a los amigos solos en aquel sórdido lugar. Sin dudarlo, tomaron el libro y huyeron de la casa, pero sabían que lo que habían liberado no podía ser contenido fácilmente.

Con el correr de los días, sucedieron extraños sucesos en la pequeña comunidad: desapariciones misteriosas, avistamientos de sombras que se movían entre los árboles y el inconfundible olor a azufre que impregnaba el aire. Algunos decían que los amigos habían liberado una antigua maldición que ahora los perseguía, otros afirmaban que habían despertado a un ente oscuro que bullía en las profundidades de la casa.

El ático permaneció cerrado desde aquella fatídica noche, pero la luz continuaba encendiéndose cada vez que caía la noche, como si una presencia invisible siguiera aguardando en la penumbra. Y así, la leyenda de la luz en el ático perduraría en la memoria de aquellos que se atrevieron a desafiar lo desconocido, recordándoles que en las sombras siempre acecha el verdadero terror.

Deja un comentario