Había una vez una joven argentina llamada María. Desde su adolescencia, María había estado obsesionada con los creepypastas, pasando horas leyendo y explorando las historias más tenebrosas de la web. Siempre había creído que estos relatos eran solo ficción, mitos modernos para entretener a la gente. Sin embargo, pronto descubriría que algunos de ellos eran mucho más que simples leyendas urbanas.
Una noche, mientras investigaba sobre creepypastas, María se topó con uno particularmente inquietante. La historia hablaba de un antiguo ritual que implicaba comer carne cruda de animal y realizar una serie de actos oscuros que, según se decía, transformarían a quien lo realizara en una criatura hambrienta y oscura, completamente fuera de control.
Intrigada y un tanto escéptica, María investigó más a fondo. Descubrió que, según la leyenda, este ritual se había originado en su propia tierra argentina, en una región remota del sur del país. Nadie sabía si era verdad o no, pero la curiosidad de María la impulsó a investigar aún más.
María compartió sus hallazgos con su amigo de toda la vida, Paulo. Juntos decidieron emprender un viaje al sur de Argentina en busca de respuestas. Mientras se adentraban en la región, la atmósfera se volvía cada vez más opresiva, como si estuvieran siendo observados por fuerzas desconocidas.
Finalmente, llegaron a un pequeño pueblo en el corazón del sur argentino. Hablaron con los lugareños, quienes les advirtieron sobre el ritual y sus peligros. Les contaron historias de personas que habían desaparecido después de intentarlo y advirtieron que nadie que había emprendido ese camino había regresado como humano.
A pesar de las advertencias, María estaba decidida a descubrir la verdad detrás de esta leyenda. Ella y Paulo, bajo la luz de la luna, llevaron a cabo el ritual ancestral. Comieron carne cruda y recitaron las palabras oscuras que habían encontrado en su investigación.
Nada pareció suceder al principio, y ambos pensaron que las historias eran simplemente cuentos de miedo. Sin embargo, cuando regresaron a su hotel esa noche, comenzaron a sentir un cambio dentro de ellos. Un hambre insaciable los consumía, y sus instintos más oscuros se apoderaban de sus mentes.
Paulo intentó ayudar a María a resistir, pero era demasiado tarde. La transformación estaba en marcha. Se convirtieron en criaturas de pesadilla, cazando en las sombras, alimentándose de la carne cruda de animales y, en ocasiones, de humanos.
La historia de María y Paulo se convirtió en una leyenda local, una advertencia sobre los peligros de jugar con lo desconocido. Se dice que, en las noches más oscuras, aún rondan por la región, criaturas hambrientas y sedientas de sangre, recordándonos que algunas obsesiones pueden llevarnos a lugares de los que nunca podremos regresar.
Comentarios ()