En una pequeña ciudad, había una antigua tienda de antigüedades que siempre había estado envuelta en un aire de misterio. La tienda era conocida por vender objetos extraños y raros, pero entre todos ellos, había uno que destacaba: un muñeco antiguo de porcelana que parecía emanar una extraña energía.
El muñeco era diferente a cualquier otro. Tenía un rostro angelical pero inquietante, con ojos de cristal que parecían observar todo a su alrededor. Aquellos que lo miraban durante demasiado tiempo sentían una sensación de incomodidad, como si algo no estuviera del todo bien con el muñeco.
Un día, una joven llamada Amelia entró en la tienda de antigüedades. Estaba buscando un regalo especial para su hermana pequeña, y el muñeco de porcelana llamó su atención de inmediato. Aunque el dueño de la tienda advirtió sobre su naturaleza inusual, Amelia decidió comprarlo.
Desde el momento en que el muñeco llegó a su hogar, las cosas comenzaron a ponerse extrañas. Por la noche, Amelia podía escuchar susurros suaves que parecían provenir del muñeco. A menudo, soñaba con el muñeco, pero en sus sueños, el muñeco tenía vida propia, intentando persuadirla para que se acercara.
A medida que pasaban los días, Amelia comenzó a notar cambios en su comportamiento. Se volvió más introvertida, obsesionada con el muñeco. Pasaba horas mirando fijamente sus ojos de cristal, y su hermana comenzó a preocuparse por ella. Pero Amelia no podía alejarse del muñeco, sentía una atracción magnética hacia él.
Una noche, cuando todos en la casa estaban profundamente dormidos, Amelia se levantó de la cama y fue directamente hacia el muñeco. Miró profundamente en sus ojos y sintió una corriente de frío atravesar su cuerpo. El muñeco comenzó a moverse lentamente, como si cobrara vida.
Amelia sintió una presencia maligna que la rodeaba mientras el muñeco se acercaba a ella. Comenzó a susurrar palabras en un idioma desconocido, y su cuerpo se llenó de una sensación de entumecimiento. En ese momento, se dio cuenta de que había sido poseída por el muñeco.
Mientras el muñeco la poseía, Amelia experimentó visiones aterradoras de un mundo oscuro y retorcido, lleno de almas atrapadas. El muñeco le había otorgado la capacidad de ver el Más Allá, pero a un costo terrible. Las almas angustiadas buscaban liberarse, y el muñeco quería usar el cuerpo de Amelia como su puente hacia el mundo real.
Con un esfuerzo desesperado, Amelia luchó contra la posesión del muñeco. Usó todas sus fuerzas para lanzarlo lejos de ella y romper el vínculo oscuro que los unía. El muñeco cayó al suelo y se hizo añicos en mil pedazos.
Amelia recuperó la conciencia, empapada en sudor y agotada. Sabía que había escapado por poco de una posesión terrible y que el muñeco maligno finalmente había sido destruido.
Desde entonces, la tienda de antigüedades cerró sus puertas, y nadie volvió a ver un muñeco como ese jamás. Amelia, por su parte, aprendió la lección de que algunas cosas, por más atractivas que parezcan, deben mantenerse alejadas, ya que pueden ocultar secretos oscuros que acechan en las sombras.
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